Rafael Sotomayor |
(De Antofagasta, a las 5 P. M.)
Santiago, Noviembre 21 de 1879.
Sírvase V. S. comunicar por telégrafo al señor Ministro de la Guerra el siguiente parte:
Pisagua, Noviembre 19 de 1879.
En la tarde de ayer se comunicó al General en Jefe del ejército, por el jefe de Estado Mayor, que se avistaban fuerzas enemigas en dirección a nuestro campamento de Dolores.
Se tomaron las medidas para elegir nuestras posiciones y esperar el ataque que se consideraba inminente.
El General en Jefe resolvió marchar en auxilio de aquella división, con el resto del ejército, que permanecía acampando en la pampa del Arenal, estación del Hospicio.
Los regimientos Esmeralda y Santiago recién trasportados de Antofagasta y Tocopilla, se encontraban en este puerto, el primero en un campamento provisional y el segundo a bordo del trasporte Itata.
La artillería de campaña, con el jefe del regimiento había marchado al amanecer de ese día a Dolores, con todo su material, ignorando aun la presencia del enemigo.
La situación del ejército, el día de ayer, era la siguiente:
En el campamento de Dolores y sus inmediaciones estaban los regimientos 1º, 3º y 4º de línea, los batallones Navales, Atacama, Coquimbo y Valparaíso, el regimiento de Artillería, el de Cazadores a caballo y una compañía de Granaderos que practicaba el reconocimiento por Tiliviche y Tana. Una compañía de Cazadores a caballo de 120 hombres no se había incorporado a su regimiento, por haber llegado solo hoy de Antofagasta una parte de esas tropas y sus caballos.
La división del campamento del Hospicio con el General en Jefe, se componía del regimiento 2º de línea, del de Artillería de Marina, de la brigada de Zapadores y de los batallones Chacabuco y Bulnes y dos piezas de artillería de campaña. En el puerto de Pisagua los regimientos Santiago y Esmeralda.
Estaba acordado ocupar con todas nuestras fuerza, las posiciones del ferrocarril de Pisagua hasta Agua Santa, fortificar los campamentos principales y esperar los refuerzos y elementos indispensables para marchar sobre Pozo Almonte y demás puntos que forman la línea de defensa del enemigo.
Esperamos solo que se regularizase el acarreo de víveres y forrajes para acumular una reserva de víveres suficiente para 15 días.
Las peculiares condiciones de esta línea férrea y el pésimo estado de su material rodante, aun no habían permitido hacer ese trasporte, ni se podía verificar en muchos días sin el auxilio de la locomotora que con tanta oportunidad se nos ha remitido de Caldera, no obstante el esfuerzo del administrador y empleados de la maestranza para reparar las máquinas inutilizadas.
A las 3 A. M. de hoy se puso en marcha la división del Hospicio con el entusiasmo que caracteriza al jefe y a todos los individuos del ejército, en dirección a Jazpampa. En esa estación debían encontrar agua y un tren que facilitaría su marcha hasta Dolores.
El enemigo, reconociendo la importancia de Dolores por la abundancia y buena calidad de sus aguas, ha hecho un desesperado esfuerzo para desalojarnos de esa posición indispensable.
He aquí el parte que he recibido del General en Jefe:
“De Dolores a Pisagua, Noviembre 19 de 1879.
Señor Ministro:
A las 3:10 P. M., estando en Jazpampa, tuve noticias que el enemigo había iniciado el ataque de nuestras posiciones por el flanco izquierdo; atacó últimamente por el centro, cargando con todas sus fuerzas, y fue igualmente rechazado después de una vigorosa resistencia.
A mi llegada estaba casi al terminarse el combate, y las excelentes posiciones que había elegido el Jefe del Estado Mayor, así como la dirección que dio al combate, contribuyeron al buen éxito de la jornada.
Nuestras tropas, no solo han rechazado al enemigo, sino que lo han desalojado de sus posiciones a muchas cuadras de distancia del campamento que ocuparon esta mañana. En este momento está toda nuestra fuerza en la pampa, ocupando las oficinas que ellos tenían al comenzar el combate. Al principio hubo una dispersión completa, pero a las 5:30 P. M. en que terminó el combate, comienzan a recogerse y organizarse nuevamente.
Nuestras líneas están tendidas abajo y las del enemigo en frente, y mando artillería para que sea atacado; avisaré el resultado.
Tenemos muchos heridos y necesitamos útiles de ambulancias; remítame en primer tren. En este combate, los que resistieron lo mas crudo del ataque, fueron los cuerpos que componía la división mandada por el coronel Amunátegui, compuesta del 4º de línea, batallón Coquimbo, batería de artillería, mandada por los mayores Salvo y Montoya, batallón Atacama, regimiento 3º de línea, mandado por su comandante, que protegía la artillería de campaña que dirigía el comandante Velázquez, la cual ha funcionado con sus piezas admirablemente.
El cuerpo que más ha sufrido es el Atacama. Después del ataque vemos a las pocas fuerzas enemigas que quedan, trasmitiré más pormenores.
El señor Vergara, don José Francisco, se ha desempeñado como el mejor de los militares, encontrándose en lo más recio del combate.
Por segunda vez en esta campaña, el ejército de Chile ha dado un día de gloria al país. Con su valor y patriotismo, ha defendido el honor nacional.”
Dios guarde a V. S.
RAFAEL SOTOMAYOR.
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Pisagua, Noviembre 21 de 1879.
Señor General en Jefe de la reserva:
Sírvase V. S. comunicar al señor Ministro de la Guerra lo siguiente:
El ejército enemigo, favorecido por una espesa neblina, efectuaba en la mañana de ayer su retirada a la quebrada de Aroma, al Norte de la de Tarapacá.
Se divisaba, lo que desapareció la neblina a las 9 A. M., que marchaba en formación, si bien por los informe de todos los prisioneros y de los que siguen presentándose, iban en completa desmoralización, habiéndose dispersado mucha tropa durante la noche que siguió a la batalla.
El mal estado de nuestros caballos impidió la persecución del enemigo que parece se dirigirá a Tacna por la cordillera, quedando, por lo tanto, afianzada nuestra ocupación del departamento de Tarapacá.
Las bajas de nuestro ejército en la batalla del 19 son con estimadas en cerca de 300, entre muertos y heridos, siendo mucho mayor las del enemigo.
Por informes fidedignos se sabe que Daza, que había llegado hasta la quebrada de Tana con una escolta, había hecho regresar por falta de agua el ejército con que salió de Arica el 10 del presente, que dejó atrás, y cuyo número se estima en 1.500 hombres.
El ejército de Arica se dice que se compone de 3.000 reclutas.
Mañana, después de despachar los trasportes que conducen heridos y prisioneros, me dirijo a Dolores a conferenciar con el General en Jefe, respecto de la marcha de una división a Pozo Almonte que atacará a la débil guarnición de Iquique, en combinación con fuerzas que irán por mar, para lo cual aguardo la llegada del Amazonas.
Dios guarde a V. S.
R. SOTOMAYOR.
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Saludos
Jonatan Saona
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