Callao, enero 24 de 1881.
Señor:
Tengo el honor de dar cuenta a V.S., de las dos batallas del día 13 y 15, respectivamente, del mes en curso, en las cuales ha tomado parte el regimiento de mi mando.
En marcha la 1ª División de Lurín al norte, a las 2 A.M. del día 13, el señor Comandante de ella me indicó el cerro ocupado por el enemigo que el Regimiento Atacama debía asaltar y tomar al amanecer. Desde ese momento se marchó con todas las precauciones del caso hacia las posiciones enemigas.
El Atacama, que iba a vanguardia en formación de batalla, a las 4.45 A.M., al llegar a la ceja de una loma fue recibido por el enemigo con un nutrido fuego de fusilería, artillería y ametralladora. Luego que hubo amanecido y que me di cuenta de la topografía de la localidad, el regimiento se desplegó en orden disperso para atacar el cerro que se le había designado, del cual nos separaba aún una distancia como de 800 metros. Por los fuegos de las posiciones peruanas comprendí que las fuerzas que allí había eran tres o cuatro veces superiores a las de mi mando. Cumpliendo con órdenes del Comandante en Jefe de la División, que había recibido anticipadamente, solicité por medio de uno de mis ayudantes el auxilio del Regimiento Talca, que venía a mi retaguardia. Diez minutos después los talquinos al paso de trote se habían reunido a los atacameños, y juntos y al grito de ¡Viva Chile! asaltaron y tomaron la fortaleza que se les había indicado, después de dos horas y cuarto de una sostenida y difícil lucha. A las 7 A.M. los dos estandartes del Regimiento Atacama flameaban en la cima de la posición enemiga, junto a los apagados cañones peruanos. También subieron en el asalto de esa posición algunos oficiales e individuos de tropa de Artillería de Marina.
A las 10 A.M. recibí orden del señor Comandante en Jefe de la división de marchar con mi regimiento en protección del 4º de Línea, Chacabuco y Artillería de Marina que se batían a nuestra izquierda, lo que ejecutó enseguida, continuando el combate hasta llegar a las goteras de Chorrillos.
El día 15, estando acampado el Regimiento Atacama en los afueras de Chorrillos, por el lado del norte, recibí orden a las 1 P.M., de marchar con él a formar a la derecha de la línea de batalla que debía establecerse para atacar al enemigo que se hallaba fortificado, atrincherado en una línea por el lado sur de Miraflores. Al partir del campamento ya el combate se había empeñado, y el regimiento tuvo que pasar a ocupar su puesto por un sendero difícil y bajo los fuegos del enemigo que causaron muchas y distinguidas bajas. Ocupado que hubo su posición, continuó el combate hasta las 4 P.M., a cuya hora el enemigo fue arrojado de sus posiciones y trincheras.
Adjunto las listas de las bajas que ha tenido el regimiento, cuyo total es 21 jefes y oficiales y 453 individuos de tropa. El regimiento entró a batirse en Chorrillos con 1.040 hombres.
Todo el personal del Regimiento Atacama una vez más ha cumplido con su deber.
DIEGO DUBLÉ ALMEIDA
Al señor Comandante de la 1ª Brigada de la 1ª División.
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Saludos
Jonatan Saona
Lo que Diego Dublé llama "orden disperso" no corresponde, ni remotamente, a la aplicación de esa táctica en integridad. Vale decir, con la tropa apegada al terreno, fuego de apoyo y sostenes, semiautomático en los flancos y tenida de combate en colores neutros y apagados. Si tal táctica se hubiera efectivamente utilizado, el Atacama no habría tenido el 46% de bajas que el parte consigna.
ResponderBorrar"Orden disperso" llamaban al avance en dispersión aquellos oficiales que habían estado becados en Europa (ambos Dublé, Gana, Santa Cruz) y aquellos que por su preparación y cultura había tomado nota de la necesidad de poner a la tropa a resguardo del fuego enemigo directo (Délano, Frederick, del Canto).
Las bajas chilenas fueron enormes en Chorrillos y Miraflores, como podía esperarse de ataques a pecho descubierto sobre enemigos parapetados y en condiciones de disparar de manpuesto.
Excelente comentario.
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