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1 de octubre de 2011

Escapulario y Detente II



Los detentes son pequeñas imágenes del Sagrado Corazón de Jesús que se llevan prendidas en la chaqueta o cosidas en el interior de ella. Tienen además una inscripción que dice: "Detente, el Sagrado Corazón de Jesús está conmigo". 

Servía como protección divina ante el peligro, enfermedades o situaciones adversas, y cobró el sentido de protección contra las balas enemigas a partir de la guerra Franco Prusiana, llegando esta costumbre, a los soldados latinoamericanos.

A diferencia de los escapularios, no necesitan ser bendecidos, y es algo que posiblemente la mayoría de los soldados peruano, boliviano o chileno llevó consigo en la Guerra del Pacífico, ya que los tres países eran profundamente religiosos.

Del libro de Francisco Machuca "Las cuatro campañas de la Guerra del Pacífico" tomo 2, nos refiere, la entrega de "detentes" a los soldados chilenos
El domingo se consagraba al reposo, Después de la misa por divisiones, celebrada por Fontecilla, Marchant Pereira, Fabres y Valdés Carrera y los reverendos Padres Correa y Pacheco, los capellanes daban conferencias en la tarde, en las que hacían resaltar los deberes del hombre para con Dios y la Patria, deberes cuyos fines marchan paralelos o, más bien se completan en la conciencia del individuo.
Al final, los capellanes llamaban a los que no tenían “Detentes”, para repartirles esta imagen de Jesús impresa en un trozo de paño, cosido al interior de la chaqueta. Decía la leyenda: “Detente, el Corazón de Jesús está conmigo”. 
Las madres, las mujeres, las hijas, las hermanas o las amigas, cosían un Detente al forro de la blusa, de cuantos partían al norte, que empeñaban su palabra de no separarse de este recuerdo. Todos cumplieron la promesa. Algunos espíritus fuertes decían de los labios para afuera: Hay que conservar el trapito: ¡qué diablos! me lo puso mi señora madre. Y lo cosía en cada nueva blusa de su uso.

Sargento con detente en el pecho

En esta fotografía del Sargento 1° chileno Eleuterio Sandoval, tomada en Lima por el estudio Courret, durante la ocupación, se aprecia en su casaca bordado un detente, y dentro 5 cintas, que son el número de combates en los que ha participado.

El escritor Benjamín Vicuña Mackenna, en su libro sobre la campaña de Lima, nos señala lo siguiente sobre un batallón de reserva peruana:
Los batallones de la reserva que en su hora entrarían al fuego, estaban escalonados en el orden siguiente dentro de los fuertes: El número 2 (la numeración de la reserva era par, a fin de distinguírsela de la del ejército) en el fuerte Alfonso Ugarte, al mando de su comandante el coronel don Manuel Lecca, apreciable comerciante de Lima, y como su gente perteneciese casi en su totalidad al comercio de trapos y al por menor, las espirituales limeñas les habían puesto por sobrenombre el batallón «holan batista»... De igual manera denominaban «batallón Detente», al que mandaba un hermano de monseñor Roca, y al cual había distribuido éste ciertos escapularios de la Virgen con esa piadosa y conocida inscripción: «¡Detente!».


Abanderado boliviano
En el libro de Bisama Cuevas, apreciamos la fotografía de un oficial boliviano de caballería del Escuadrón Murillo de La Paz, posando con una bandera que es un detente gigante. 

Del libro de Uniformes de la Guerra del Pacífico, de Patricio Greve M. y Claudio Fernández, comentando sobre esa fotografía podemos leer:
 "Este estandarte, totalmente fuera de los reglamentos militares de la época, es donado a esta unidad de Caballería por las señoras de La Paz en su partida al teatro de la guerra. Lleva una estela en seda blanca y ornada con filetes de oro con la inscripción: CON GRATITUD LAS SEÑORAS DE LA PAZ; y hermosamente cosido en la misma seda blanca, un gran detente con la leyenda en letras de oro DETENTE, EL CORAZÓN DE JESUS ESTA CONMIGO; representado por la imaginería religiosa de la época en el corazón sangrante de Jesús coronado de espinas y llameante, rodeado por un arco formado por una rama de laurel y una de palma. Sirve de marco a la imagen central un arco continuo de rosas en flor. La creencia popular de la época asignaba a los detentes la protección divina del Señor para quien lo portara, como un escudo invisible ante la muerte en el campo de batalla. La enseña de seda esta franjeada por flecos de oro. El asta es de madera, coronada por una moharra corcesca en bronce; una corbata con los colores nacionales y la escarapela completa el conjunto.

Aquella fe en los detentes, se mantuvo por mucho tiempo, y para terminar les muestro este bello detente peruano de 1930 aproximadamente.



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Los detentes peruanos, pertenecen a la colección de Juan Carlos Flórez, y fueron encontrados en la zona norte de la batería Mártir Olaya, (Morro Solar)

El detente peruano con el escudo nacional, fue tomado del blog antiquus de Jorge Bustamante

Saludos
Jonatan Saona

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