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6 de junio de 2011

Parte de Sanchez L sobre Arica

José Sánchez Lagomarsino
Parte Oficial de José Sánchez Lagomarsino sobre la batalla de Arica

COMANDANCIA DEL MONITOR MANCO CAPAC

A bordo del Itata, Arica, Junio 7 de 1880.
Señor Jefe de la plaza:

Tengo el honor de poner en conocimiento de V. S. los acontecimientos tenidos lugar a bordo del monitor de mi mando con motivo del ataque a esta plaza, en la madrugada de hoy, por las fuerzas chilenas. A las 6 A.M. me participó el oficial de guardia que por las baterías del Este se sentía un tiro de cañón proseguido después por otros y muy luego por fusilería; acto contínuo dispuse el monitor en son de combate y zarpé del fondeadero, pues noté que varios de los buques bloqueadores venían de afuera a la bahía. Ya de día, me apercibí que fuerzas nuestras abandonaban las baterías del Norte para reforzar a las que ya, por el Cerro Chuño y Cerro Gordo, venían del Este haciendo fuego en retirada, y que al mismo tiempo un cuerpo de fuerzas enemigas atacaba por canto de playa las baterías de San José. Comprendiendo que este punto necesitaba protección, goberné en esa dirección haciendo algunos disparos hasta haber hecho dispersar a sus fuerzas.
Después de esto me apercibí que se hacía general el combate en el Morro, viendo volar, a la vez, los polvorines de las baterías del Norte, me disponía entónces a gobernar al Sur, adonde fuera preciso prestar protección, cuando algunos tiros, al parecer de cañón y nutrido fuego de fusilería del Morro sobre el monitor, así como el ser reemplazada la bandera peruana con la chilena, me hicieron comprender que la plaza de Arica, en su último baluarte, estaba perdida.

Colocado en tan excepcional situación, puse proa a los buques enemigos, que, aguantados afuera del puerto, no parecían acercarse a pesar de nuestra actitud. No obstante, continué afuera, disponiendo que en oportunidad se rompiesen válvulas, tubos, etc., y se alistase la cámara de dinamita que se tenía preparada en la sección de proa, manteniendo a la gente en su puesto de combate a fin de que, si el Cochrane nos atacaba en combinación con los otros buques, hubiera lugar de defender el monitor hasta volarlo o hundirlo antes de que cayese en poder del enemigo, preocupación fundada atendiendo a su imposible condición para operar a distancia y por la falta de los calderos, casi inutilizados, a consecuencia del trabajo contínuo de los últimos días de asedio de la plaza, así como también por razón del combate del día anterior.

Efectivamente, resuelta la sumersión del monitor, las instrucciones dadas al entusiasta primer ingeniero don Tomás Colguhosen y demás ingenieros, como también al guardiamarina Leguía; la misión dada por la cámara de proa al teniente Saldías y guardiamarina Vidaurre, y las dadas en sus puestos a los tenientes Smith, Asin y alférez de fragata señor Bueno, como las encomendadas en el sollado a los tenientes Pizarro y Taboada y demás guardiamarinas, fueron tan regularmente cumplidas, tan enérgicamente llevadas a efecto, que nadie abandonó sus puestos de combate hasta que el agua hubo invadido la máquina, sollado y santa bárbara. En este estado, ordené la salvación de los tripulantes, comenzando por la guarnición en los botes y lancha a vapor, tomando un oficial el mando de cada bote. Concluida que fue esta operación, y no encontrándose nadie más en cubierta, me embarqué en el bote más inmediato. No habían transcurrido cinco minutos, cuando el Manco Capac, que por tanto tiempo fue el respeto de Arica, a pesar de su calamitoso estado, que tantos momentos de gloria tuvo ocasión de dar al país, volaba y se hundía con sus pabellones al asta y tope de su torre, fuera del puerto y en el centro de la bahía, después de haber cumplido su misión y visto sucumbir a Arica, esta plaza que con tan noble y digna resolución había resistido tantos días de asedio.

Mientras tanto, ordené a los oficiales encargados de la lancha-torpedo Alianza que, aprovechando de su andar y poco blanco, forzasen el bloqueo, llegando a Mollendo o el Callao, si fuese posible, para aprovechar siquiera este importantísimo elemento. Al salir por el Norte, fue perseguida por el Cochrane y el Loa, que le hacían algunos disparos, perdiéndose muy pronto de vista. Entretanto, con los botes que conducían los tripulantes del Manco Capac, nos dirigimos al vapor Itata, adonde fuimos recibidos como prisioneros.

En honor al patriotismo y a la justicia, me parece llegada la ocasión de recomendar a la consideración del Gobierno y de la nación, la moral y austera conducta de la dotación que me obedece, durante la cruda campaña en que las privaciones de todo género en las excepcionales condiciones del monitor, no aminoró jamás su decisión y empeño por cumplir del mejor modo posible el sagrado deber de defender a la patria.

Lo comunico a V. S. conforme a la ordenanza.

Dios guarde a V. S., señor Jefe de la plaza.
JOSÉ SÁNCHEZ LAGOMARSINO


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Imagen fotografía perteneciente a la colección del IEHM de Lima-Perú
Saludos
Jonatan Saona

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