LA PROPUESTA DE RENDICIÓN Y LA RESPUESTA DE BOLOGNESI.
El comando chileno destacó a las 7 de la mañana del día 5 a un parlamentario, que fue el mayor Juan de la Cruz Salvo. Fue este jefe recibido por Bolognesi en la casa donde él habitaba al pie del Morro dando vista a la calle principal del puerto en su corredor, entonces pintado de azul. Dicha casa es hoy propiedad del Estado peruano y sirve como Consulado.
La conversación entre el jefe peruano y el parlamentario chileno fue breve. Bolognesi invitó a Salvo a sentarse a su lado en un pobre sofá colocado en la testera de un salón entablado pero sin alfombra y sin adornos que una mesa de escribir y unas cuantas sillas. Después de expresar que el general en jefe del ejército de Chile quería evitar un inútil derramamiento de sangre, cuando ya había sido vencido en Tacna el grueso ejército aliado. Salvo dijo que tenía el encargo de pedir la rendición de la plaza "cuyos recursos en hombres víveres y municiones conocemos".
"Tengo deberes sagrado, repuso Bolognesi, y los cumpliré hasta quemar el último cartucho".
Cuando Salvo hizo ademán de retirarse para dar por terminada su misión, Bolognesi le advirtió que había dado un punto de vista personal y que debía consultar con sus jefes por lo cual enviaría su respuesta a las 2 de la tarde. Salvo no aceptó esta demora.
Bolognesi le anunció que haría la consulta de inmediato y en presencia del jefe chileno. Lo ocurrido entonces ha quedado no en los labios de sobrevivientes exagerados ni en las crónicas de corresponsales imaginativos ni en una irresponsable tradición popular.
Se halla en los siguientes telegramas:
"Junio 5. Recibido el 6 a las 9 a.m. Prefecto Arequipa.
Parlamentario impone rendición.
Contestación, previo acuerdo de jefes:
"Quemaremos el último cartucho.
Bolognesi".
"Junio 5 (Recibido a las 2 y 40 p.m.).
Prefecto de Arequipa.
Suspendido por enemigo cañoneo.
Parlamentario dijo: "General Baquedano por deferencia especial a la enérgica
actitud de la plaza desea evitar derramamiento de sangre".
Contesté según acuerdo de jefes:
Mi última palabra es quemar el último cartucho.
Viva el Perú.
Bolognesi."
Mi última palabra es quemar el último cartucho.
Viva el Perú.
Bolognesi."
El parte oficial, firmado por Manuel Baquedano en Arica el 21 de junio de 1880 confirma la efectividad de esta escena y agrega: "El señor Bolognesi respondió, después de consultar con sus jefes compañeros, que estaba dispuesto a salvar el honor de su país quemando el último cartucho".
Vicuña Mackenna dio del episodio una versión muy difundida a base del relato que le hizo Salvo.
No se trató, pues, de la bravata de un jefe sino del voto de una junta. Voto emitido por segunda vez.
Según el parte de Manuel C. de la Torre, fechado el 9 de junio, después de que se supo la derrota sufrida en Tacna quedó resuelta en junta de guerra la defensa de la plaza, en obedecimiento de una orden del señor General Montero, dada con fecha 24, para el caso de un fracaso de nuestro ejército"... Allí se acordó también el plan de defensa y cada uno de los jefes y secciones de las fuerzas terrestres y marítimas "ocuparon sus puestos, resueltos todos a un sacrificio seguro". Por eso es que La Torre, al dar cuenta de la respuesta a Salvo, dice que fue "previo acuerdo de una junta de jefes de las fuerzas defensoras cuya unánime opinión fue consecuente a la determinación adoptada en días anteriores".
Sobre el número y los nombres de quienes asistieron a la reunión con Salvo ha habido algunas discrepancias de detalle. Según una versión fueron, además de Bolognesi, el capitán de navío Juan Guillermo More; los coroneles José Joaquín Inclán, Justo Arias y Aragüez, Marcellino Varela, Alfonso Ugarte y Mariano E. Bustamente; y los tenientes coroneles Manuel C. de la Torre, Ricardo O'Donovan, Francisco Cornejo, Roque Sáenz Peña, Ramón Zavala, Juan Ayllón y Medardo Cornejo, Gerardo Vargas omite a Ricardo O'Donovan, y a Francisco Cornejo, y menciona a Benigno Cornejo, Francisco Chocano y (cosa muy probable) al capitán de fragata José Sánchez Lagomarsino. A. Bustamante le da el rango de comandante y no el de coronel que le corresponde. Otra versión, menos verosímil, afirma que fueron veintiocho o veintiséis jefes, incluyendo los tenientes coroneles y los sargentos mayores.
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Saludos
Jonatan Saona
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