Pisagua, 1879 |
Telegramas chilenos detallando el combate de Pisagua
Antofagasta, Noviembre 8 de 1879.
El 2 del presente hubo un gran combate en Pisagua.
A las cinco de la mañana se encontró la escuadra chilena, compuesta de 18 buques, frente al puerto.
A las seis avanzaron el Cochrane, la O'Higgins, la Covadonga y la Magallanes a tiro de cañón de los fuertes y arriaron sus botes.
A las 6.55 estaban estos buques colocados junto a los fuertes y la población, y a las 7.05 rompieron un terrible fuego sobre el enemigo.
Había en tierra dos cañones Parrot de a 100, uno en el fuerte Norte y otro en el fuerte Sur. Este quedó abandonado, después de hacer tres disparos, a primeros tiros del Cochrane y de la O'Higgins, cuyas punterías fueron soberbias. El fuerte Sur solo alcanzó a hacer un disparo, huyendo los artilleros a los cañonazos de la Covadonga.
Había en tierra 1.200 hombres de los batallones Victoria e Independencia, bolivianos, y una brigada peruana de artillería. Jefe de los fuertes, el capitán de navío peruano José Becerra, muerto por una granada, lo mismo que el sargento mayor Abel Latorre Bueno.
El bombardeo terminó a las ocho, apagados ya los fuegos de los fuertes.
Los transportes con tropas se mantenían fuera de tiro de cañón.
A las 9.05 se rompió de nuevo el fuego contra las trincheras y parapetos, mientras los botes avanzaban con tropa hacia la ribera.
A las 9.45, 17 botes con tropas abordaron la playa por dos pequeñas caletas situadas al norte de la población, llevando parte del batallón Atacama y brigada de Zapadores.
Estos desembarcaron en medio de una lluvia de balas del enemigo, sembrando los botes y la playa de muertos y heridos. Al instante atacaron a los bolivianos parapetados en las rocas de la playa, sosteniendo el fuego a boca de jarro. El batallón Atacama principió a subir la cuesta arenosa batiéndose heróicamente, mientras los Zapadores tomaban de flanco al enemigo. Pronto lo desalojaron de la ribera y se vio flamear en ella la bandera chilena.
Los bolivianos se refugiaron en la trinchera natural formada por la línea férrea a 50 metros de la playa.
El Atacama continuó avanzando hasta consumir sus municiones, que eran, término medio, cien tiros por hombre.
Esta primera división, compuesta de las compañías 1ª y 3ª del Atacama y 1ª de Zapadores, sostuvo lo más recio del ataque.
En la segunda división de los botes que abordó la playa tres cuartos de hora después, iban la 2ª y 4ª compañías del Atacama, la 2ª de Zapadores y la 4ª compañía del Buin.
A las doce desembarcó la tercera división con otras compañías del Buin, y a esta hora principiaron a huir bolivianos y peruanos.
Los marineros de los botes y aspirantes a cargo de ellos se condujeron valerosamente. Algunos saltaron a tierra y cargaron junto con los soldados.
Mientras duraba el combate, el Cochrane, la O'Higgins, la Covadonga y el Loa disparaban contra grupos de soldados enemigos, obligándolos a huir.
El jefe de las fuerzas bolivianas era el coronel Juan Granier, que huyó cobardemente antes de terminar el combate, sin haber tomado parte en él.
El general Buendía, que estaba allí, huyó también so pretexto de mandar nuevos refuerzos.
Había ido a revistar tropas y servir de padrino de los fuertes, que iban a ser bautizados ese día.
A las tres de la tarde había cesado toda resistencia y las tropas chilenas se habían posesionado del campamento enemigo, que formaba la 5ª trinchera.
Durante la batalla los generales Escala y Baquedano estaban en Junín, por donde desembarcó sin resistencia una división de 2.000 hombres llevada por el Amazonas, el Itata y la Magallanes.
Nuestras bajas se calculan en trescientas, de ellas ciento veinte muertos y el resto heridos. Las del enemigo en doscientas, de ellas ciento cincuenta muertos y el resto heridos.
Se tomaron unos setenta prisioneros. El resto huyó, y ya se han tomado algunos fugitivos.
Batallón Atacama, ningún oficial muerto. Heridos: mayor Lagos, leve; capitán Fraga, grave, y subtenientes Barrientos y Hurtado, graves. Zapadores: mayor Villarroel y teniente Canto, graves; subteniente Guerrero, leve. Ningún oficial muerto. Buin: muerto subteniente Iglesias; subteniente Cordovez, herido muy grave; subteniente Novoa grave, y teniente Aravena. Ningún otro oficial del ejército muerto ni herido.
De la O'Higgins, aspirante Isaza, muerto, y teniente Santa Cruz, herido. Del Cochrane, herido guerdiamarina Contreras. Del Loa, aspirante Donoso. De la Magallanes, guardiamarina Villarreal.
Dicen algunos oficiales de la Thetis y Turquoise que presenciaron el combate, que esta acción de guerra es superior a Sebastopol, y se muestran admirados del valor y arrojo de los soldados chilenos y buena puntería de los artilleros.
*****
Antofagasta, Noviembre 7 de 1879.
Al amanecer del 2 la escuadra chilena estaba en Pisagua. A las 7 rompió sus fuegos sobre los fuertes con muy buen éxito.
A las nueve y media se rompió el fuego sobre la población, abandonada ya por toda la gente indefensa. A las diez empezó el desembarco de las tropas, siendo los primeros en llegar a tierra 300 hombres de los Zapadores y 150 del Atacama, que son los que han soportado lo más rudo.
Después desembarcó una parte del Buín.
El enemigo en número de 1.500 a 2.000 hacía fuego vivísimo contra nuestras tropas, parapetado detrás de los peñascos y tras de los desmontes del ferrocarril, sin que pudiera ser visto por los soldados chilenos; pero el empuje de éstos y la certera puntería de los cañones de los buques, hicieron impotente los esfuerzos del enemigo, y las ventajas naturales del lugar que parecían hacerlo invulnerable.
A las diez y cuarto se vio flamear en tierra el pabellón nacional colocado por el teniente de marina Juan A. Barrientos, del vapor Loa; pero el fuego era aún muy nutrido.
A las una y media pudo ya considerarse tomada la plaza de Pisagua.
Solo unos cuantos soldados se batieron en retirada, perseguidos por los nuestros que trepaban como gatos las alturas más escarpadas hasta llegar al campamento.
El único jefe que pudo saltar a tierra fue el comandante Santa Cruz.
Mucha gente pereció en los botes antes de saltar a tierra.
Las bajas de nuestro ejército y marina se calculan en 300, siendo la tercera parte muertos.
Bolivianos ha habido 100 muertos y 50 heridos y otros tantos prisioneros.
Por falta de caballería que desembarcó en Junín, no se pudo perseguir al enemigo. La demás tropa desembarcó allí mismo y no hubo resistencia, llegando a Pisagua por tierra al amanecer del día 3.
Todo el ejército está acampado en un hermoso llano situado en la cubierta de los cerros de Pisagua, donde han encontrado carpas, una ambulancia y otros recursos.
Este campamento era el que ocupaba el enemigo y está ligado al pueblo por el ferrocarril que conduce al interior.
La escasez de agua ha impedido que el ejército continúe sus operaciones inmediatamente.
La tropa que guarnecía a Pisagua era boliviana; sólo los artilleros eran peruanos.
Antofagasta, Noviembre 8 de 1879.
El 2 del presente hubo un gran combate en Pisagua.
A las cinco de la mañana se encontró la escuadra chilena, compuesta de 18 buques, frente al puerto.
A las seis avanzaron el Cochrane, la O'Higgins, la Covadonga y la Magallanes a tiro de cañón de los fuertes y arriaron sus botes.
A las 6.55 estaban estos buques colocados junto a los fuertes y la población, y a las 7.05 rompieron un terrible fuego sobre el enemigo.
Había en tierra dos cañones Parrot de a 100, uno en el fuerte Norte y otro en el fuerte Sur. Este quedó abandonado, después de hacer tres disparos, a primeros tiros del Cochrane y de la O'Higgins, cuyas punterías fueron soberbias. El fuerte Sur solo alcanzó a hacer un disparo, huyendo los artilleros a los cañonazos de la Covadonga.
Había en tierra 1.200 hombres de los batallones Victoria e Independencia, bolivianos, y una brigada peruana de artillería. Jefe de los fuertes, el capitán de navío peruano José Becerra, muerto por una granada, lo mismo que el sargento mayor Abel Latorre Bueno.
El bombardeo terminó a las ocho, apagados ya los fuegos de los fuertes.
Los transportes con tropas se mantenían fuera de tiro de cañón.
A las 9.05 se rompió de nuevo el fuego contra las trincheras y parapetos, mientras los botes avanzaban con tropa hacia la ribera.
A las 9.45, 17 botes con tropas abordaron la playa por dos pequeñas caletas situadas al norte de la población, llevando parte del batallón Atacama y brigada de Zapadores.
Estos desembarcaron en medio de una lluvia de balas del enemigo, sembrando los botes y la playa de muertos y heridos. Al instante atacaron a los bolivianos parapetados en las rocas de la playa, sosteniendo el fuego a boca de jarro. El batallón Atacama principió a subir la cuesta arenosa batiéndose heróicamente, mientras los Zapadores tomaban de flanco al enemigo. Pronto lo desalojaron de la ribera y se vio flamear en ella la bandera chilena.
Los bolivianos se refugiaron en la trinchera natural formada por la línea férrea a 50 metros de la playa.
El Atacama continuó avanzando hasta consumir sus municiones, que eran, término medio, cien tiros por hombre.
Esta primera división, compuesta de las compañías 1ª y 3ª del Atacama y 1ª de Zapadores, sostuvo lo más recio del ataque.
En la segunda división de los botes que abordó la playa tres cuartos de hora después, iban la 2ª y 4ª compañías del Atacama, la 2ª de Zapadores y la 4ª compañía del Buin.
A las doce desembarcó la tercera división con otras compañías del Buin, y a esta hora principiaron a huir bolivianos y peruanos.
Los marineros de los botes y aspirantes a cargo de ellos se condujeron valerosamente. Algunos saltaron a tierra y cargaron junto con los soldados.
Mientras duraba el combate, el Cochrane, la O'Higgins, la Covadonga y el Loa disparaban contra grupos de soldados enemigos, obligándolos a huir.
El jefe de las fuerzas bolivianas era el coronel Juan Granier, que huyó cobardemente antes de terminar el combate, sin haber tomado parte en él.
El general Buendía, que estaba allí, huyó también so pretexto de mandar nuevos refuerzos.
Había ido a revistar tropas y servir de padrino de los fuertes, que iban a ser bautizados ese día.
A las tres de la tarde había cesado toda resistencia y las tropas chilenas se habían posesionado del campamento enemigo, que formaba la 5ª trinchera.
Durante la batalla los generales Escala y Baquedano estaban en Junín, por donde desembarcó sin resistencia una división de 2.000 hombres llevada por el Amazonas, el Itata y la Magallanes.
Nuestras bajas se calculan en trescientas, de ellas ciento veinte muertos y el resto heridos. Las del enemigo en doscientas, de ellas ciento cincuenta muertos y el resto heridos.
Se tomaron unos setenta prisioneros. El resto huyó, y ya se han tomado algunos fugitivos.
Batallón Atacama, ningún oficial muerto. Heridos: mayor Lagos, leve; capitán Fraga, grave, y subtenientes Barrientos y Hurtado, graves. Zapadores: mayor Villarroel y teniente Canto, graves; subteniente Guerrero, leve. Ningún oficial muerto. Buin: muerto subteniente Iglesias; subteniente Cordovez, herido muy grave; subteniente Novoa grave, y teniente Aravena. Ningún otro oficial del ejército muerto ni herido.
De la O'Higgins, aspirante Isaza, muerto, y teniente Santa Cruz, herido. Del Cochrane, herido guerdiamarina Contreras. Del Loa, aspirante Donoso. De la Magallanes, guardiamarina Villarreal.
Dicen algunos oficiales de la Thetis y Turquoise que presenciaron el combate, que esta acción de guerra es superior a Sebastopol, y se muestran admirados del valor y arrojo de los soldados chilenos y buena puntería de los artilleros.
*****
Antofagasta, Noviembre 7 de 1879.
Al amanecer del 2 la escuadra chilena estaba en Pisagua. A las 7 rompió sus fuegos sobre los fuertes con muy buen éxito.
A las nueve y media se rompió el fuego sobre la población, abandonada ya por toda la gente indefensa. A las diez empezó el desembarco de las tropas, siendo los primeros en llegar a tierra 300 hombres de los Zapadores y 150 del Atacama, que son los que han soportado lo más rudo.
Después desembarcó una parte del Buín.
El enemigo en número de 1.500 a 2.000 hacía fuego vivísimo contra nuestras tropas, parapetado detrás de los peñascos y tras de los desmontes del ferrocarril, sin que pudiera ser visto por los soldados chilenos; pero el empuje de éstos y la certera puntería de los cañones de los buques, hicieron impotente los esfuerzos del enemigo, y las ventajas naturales del lugar que parecían hacerlo invulnerable.
A las diez y cuarto se vio flamear en tierra el pabellón nacional colocado por el teniente de marina Juan A. Barrientos, del vapor Loa; pero el fuego era aún muy nutrido.
A las una y media pudo ya considerarse tomada la plaza de Pisagua.
Solo unos cuantos soldados se batieron en retirada, perseguidos por los nuestros que trepaban como gatos las alturas más escarpadas hasta llegar al campamento.
El único jefe que pudo saltar a tierra fue el comandante Santa Cruz.
Mucha gente pereció en los botes antes de saltar a tierra.
Las bajas de nuestro ejército y marina se calculan en 300, siendo la tercera parte muertos.
Bolivianos ha habido 100 muertos y 50 heridos y otros tantos prisioneros.
Por falta de caballería que desembarcó en Junín, no se pudo perseguir al enemigo. La demás tropa desembarcó allí mismo y no hubo resistencia, llegando a Pisagua por tierra al amanecer del día 3.
Todo el ejército está acampado en un hermoso llano situado en la cubierta de los cerros de Pisagua, donde han encontrado carpas, una ambulancia y otros recursos.
Este campamento era el que ocupaba el enemigo y está ligado al pueblo por el ferrocarril que conduce al interior.
La escasez de agua ha impedido que el ejército continúe sus operaciones inmediatamente.
La tropa que guarnecía a Pisagua era boliviana; sólo los artilleros eran peruanos.
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Saludos
Jonatan Saona
guerra a muerte a esos cabrones.....no se dejen influennciar por palabras bonitas .hechos ,no palabras.
ResponderBorrarmuy buena esta reseña historica, para los que tan poco saben parte de la historia de chile
ResponderBorrarNo soy anonimo soy Pablo Dante Perleche Hurtado, Lima Peru 1961. es la unica manera de comentar y alli les va: "Pobrecitos sureños, tienen que maquillar sus actos de piratería al servicio de sus amos británicos con blogs como este que los hagan sentirse héroes. Siempre estuvieron al servicio de su Majestad Imperial, lo hicieron a fines del siglo XIX robando y saqueando al Perú y Bolivia, fuertemente pertrechados por la Reina. Y lo volvieron a hacer a fines del siglo XX al facilitar el paso de la Armada Imperial Británica hacia la retaguardia Argentina en La Guerra de las Malvinas, incluso les suministraron logística (Caín es un bebe de pecho al lado de este “hermano sudamericano"). El Imperio Británico les regaló en honor a sus servicios la chatarra del portaviones "Invencible", destruido por un cohete Exocet que fue disparado por uno de los jets peruanos enviados por Belaunde, para ayudar a nuestros hermanos argentinos."
ResponderBorrarSugiero que los opinantes peruanos en este blog lean - no digo estudien, sino lean - a los historiadores peruanos que han escrito sobre la GDP.
ResponderBorrarR. Olmedo
Qué más da. Sentirse héroes, con 18 buques d guerra frente a mal pertrechados e indefensos Perú bolivianos.... Esa fue una invacion, preparada, meditada por la ambición chilena y apoyada decididamente por Su Magestad.
ResponderBorrarAquí en esta batalla los soldados chilenos realizan por primera vez EL REPASE es decir asesinan a los soldados peruanos y bolivianos que han sido heridos y no pueden defenderse
ResponderBorrarRecuerda siempre lo siguiente "El territorio salitrero de Antofagasta y el territorio salitrero de Tarapaca, fueron la causa real y directa de la guerra" Jose Manuel Balmaceda Ministro de Relaciones Exteriores de Chile 1882