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28 de mayo de 2010

La Argentina

La corbeta "La Argentina"

Lanzado en 1883 como un buque de entrenamiento para la Marina otomana, su construcción se suspendió después de que se cancelara la compra. Inspeccionado por el comodoro de la Armada Argentina Clodomiro Urtubey, quien recomienda su compra como barco de entrenamiento para la Escuela Naval Militar. 

Su primer comandante fue Capitán de Navío Daniel de Solier, quien llegó a Trieste en febrero de 1884 con la nueva tripulación del barco. El 11 de mayo fue entregado a la Armada Argentina, llegando a Buenos Aires el 18 de octubre de 1884. 

Fue asignado a la Escuela Naval Militar para el entrenamiento de cadetes de la Escuela Naval, haciendo algunos viajes de instrucción al sur del país hasta el Estrecho de Magallanes.
En junio de 1887 se envía a Liverpool (Inglaterra) para reparaciones generales y carenado, es reparada en Birkenhead, en los astilleros de Laird Bross. 

En 1888 regresa a Argentina y en octubre se produce el relevo del comando, asumiendo el Capitán D. Martín Rivadavia. 

Se decide entonces realizar un viaje a las costas del Pacífico, en misión de estudio, práctica e instrucción para cadetes y guardiamari­nas, y en visita de representación y amistad a las marinas de Chile y Perú, estando el 20 de noviembre de 1888 lista para zarpar.

"La Argentina" zarpa al sur el 26 de noviembre, haciendo estudios hidrográficos en Patagonia, dirigiéndose hasta Punta Arenas a donde llegó en diciembre, quedándose 5 días, el 14 se dirige hasta Talcahuano llegando el 30 de diciembre de 1888, donde encontraron al Huáscar, Esmeralda y Pilcomayo, aquí los marinos chilenos son agasajados, quedándose 11 días.

Salen de Talcahuano el 10 de enero, llegando el 13 a Valparaíso, donde fueron objeto de reuniones y agasajos, en el último encuentro, ocurrió el incidente del brindis a Grau.

De Valparaíso se dirigieron al Callao, donde el pueblo los recibió con alegría al enterarse por la prensa el incidente del brindis. Se quedaron tres semanas hasta que zarparon rumbo a Valparaíso llegando el 28 de marzo.

En Valparaíso fueron despedidos con una fiesta oficial, volviendo de regreso a Argentina el 06 de abril. El 06 de junio de 1889 llegaron a Buenos Aires, terminando su travesía.

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El Viaje de la corbeta "La Argentina" al Pacífico
En el boletín del Centro Naval de Argentina, tomo VI, que corresponde a junio 1888 hasta mayo de 1889, se encuentran noticias sobre el viaje de "La Argentina", copiaremos algunas de ellas:

"«La Argentina».—Dentro de breves días estará en nuestro puerto la corbeta La Argentina, habiéndosele terminado las composturas y refacciones que. se le estaban practicando en los talleres de los Señores Laird y Hermanos en Birkenhead."
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"La Argentina. — Este buque de nuestra Armada que se encontraba en Birkenhead en reparación, ha quedado completamente refaccionado, y se han recibido noticias de haberse puesto ya en viaje al terminar la primera quincena de este mes.

Viene a la vela, por cuya razón la duración de su viaje será más larga, esperándose que en todo el próximo mes de Setiembre fondee en nuestra rada."
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“La Argentina.”-Fondeó este buque de nuestra Armada en la Boca del Riachuelo el día 28 de Setiembre, procedente de Inglaterra.
He aquí el detalle de las obras que han sido ejecutadas a “La Argentina.”
Refuerzo interior del casco por medio de dos fajas de hierro longitudinales, que corriendo de proa a popa, y pasando por debajo de las calderas, ligan sólidamente el fondo.
Doble base a popa; doble trancanil; refuerzo de la cubierta superior con fajas de hierro, calderas nuevas y recorrida general de toda la máquina, cambio de la cubierta alta, toldilla y castillete (material tik); reforma general de la cámara del comandante; aumento de cuatro camarotes en la cámara de oficiales; puente por la cara de proa del caño; palos y masteleros nuevos; verga mayor y botalón.
Un aparato de tornillo sin fin, para gobernar, colocado en la toldilla; dos lanchas y un guigue de pino.
Cambio total del forro y aumento de comodidades en los camarotes de los cadetes.
“La Argentina” permaneció en dock durante tres meses, término que se empleó en efectuar las reparaciones que ha sufrido. Largó amarras el 15 de Agosto para salir al río Mersey y ponerse en franquía, y con el objeto de poder aprovechar a la madrugada del día siguiente la marea saliente, ganar el mar y poder abandonar lo más pronto posible el borrascoso canal irlandés.
Se alistó el buque; recibió en el pontón depósito su material explosivo, y el mismo día 16 hizo rumbo al último punto su de la costa de Irlanda. Tomó práctico del canal y le dejó en cabo Corck, haciendo el resto de la navegación, hasta el Río de la Plata, con toda felicidad sin piloto a bordo.
El tiempo, casi todo el viaje fué bueno, habiendo sufrido únicamente un mar duro de proa frente a la bahía de Vizcaya, que atrasó el andar del buque durante los días 19 y 20. También se soportó un viento picado del sud frente a Santa Catalina (costa del Brasil) que duró tres días.
La navegación efectuada fue mixta; se aprovecharon todos los vientos favorables, ayudándose con una caldera únicamente, con las brisas de S. E. que se recorrieron a vela 1.200
millas en ocho días.
Se hizo escala en San Vicente (islas de Cabo Verde), donde se embarcaron 100 toneladas de carbón, y en Maldonado con el objeto de refrescar víveres.
De Liverpool a San Vicente se emplearon quince días y de este punto a Maldonado 23 días sin incluirse los días de estadía en estos puertos."
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División de Trasportes.— Ha sido formada esta nueva División con los buques siguientes:
“Villarino”, "Azopardo" ,“Vigilante” y “Resguardo.”
Se ha confiado el comando de ella al Capitán de navío don Federico Spurr, antiguo comandante del transporte “Villarino”, por Decreto de 7 de Octubre, habiéndose nombrado al mismo tiempo, Comandantes de ese buque, y de “La Argentina”, a los Capitanes de fragata don Valentín Feilberg y don Martín Rivadavia respectivamente."
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Movimiento de la Armada
"17 octubre. Se nombra Jefe de la División de trasportes al señor Capitán de navío D. Federico Spurr; — Comandante del trasporte “Villarino” al Capitán de fragata D. Valentín Feilberg y Comandante de la corbeta “La Argentina" al Capitán de fragata D. Martín Rivadavia."
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"Exámenes anuales en la Escuela Naval.—A fines de se­tiembre terminaron los exámenes anuales de la Escuela Naval, dando en general un resultado satisfactorio.

En breve los alumnos del 1°, 2° y 3° año emprenderán, a la vela, el viaje de aplicación en la corbeta “La Argentina”.

El itinerario probable será: a Valparaíso por el estrecho de Magallanes, tomando para regresar la vía del cabo de Hornos"
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Traslación de la Escuela Naval.—A principios de Noviembre quedará terminada la traslación de la Escuela Naval al pueblo del Diamante (provincia de Entre-Ríos). Provisoriamente el establecimiento se instalará en un local que estará listo para recibir a los alumnos a la vuelta del viaje de aplicación, cuya duración no será menor de cinco meses.
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Quinta asamblea general extraordinaria del Centro Naval 16 de noviembre de 1888

"Se da lectura de una nota del presidente titular de la Asociación, teniente de fragata D. Manuel Barraza, manifestando que, debiendo emprender viaje en breve en la “Argen­tina”, no puede continuar en ejercicio de la presidencia hasta su regreso, pidiendo a la vez al señor Vicepresi­dente 1° D . Luis Pastor se haga cargo del puesto como lo prescribe el R. O. También expresa su deseo de manifestar a los miembros de la Comisión Directiva, su más sincero agradecimiento por la eficaz ayuda que le han prestado."
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“La Argentina.” — El 26 del corriente (noviembre), zarpó de nuestro puerto la Corbeta “La Argentina” con el objeto de realizar el viaje de instrucción anunciado a las costas del Atlántico Sud y del Pacífico.
Antes de partir fue visitado el buque por el Exmo. Señor Presidente de la República, acompañado por el Exmo. Señor Ministro de Marina, Contraalmirante D. Bartolomé Cordero
y Capitanes de navio D. Clodomiro Urtubey, D. Ceferino Ramírez, D. Enrique Howard y D. Federico Spurr y varios otros Jefes y Oficiales de la Armada. Esta comitiva se trasladó a “La Argentina” en el trasporte “Azopardo"
Fuéronle hechos al Exmo. Señor Presidente de la República los honores de ordenanza; la gente formó sobre cubierta con los oficiales a la cabeza, batiendo marcha regular los tambores y los cadetes al portalón dando la guardia de honor.
El Exmo. Señor Presidente visitó detenidamente todo el buque y se mostró satisfecho de su organización en general.
Después de haberles sido dirigidas algunas palabras de despedida al personal del buque, el primer magistrado de la Nación, con la comitiva que le acompañaba, se reembarcó en el “Azopardo” para regresar a la capital.
El viaje se realizará a la vela lo más que sea posible, para que los alumnos últimamente egresados de la Escuela Naval y los de 3° y 4° año, que también se han embarcado, adquieran la mayor suma de práctica.
“La Argentina” se dirige de Buenos Aires directamente a Punta Arenas; después de recorrer los canales de la Tierra del Fuego, tocará en Valparaíso, Mejillones, Lota y Coronel y en el Perú en Tacna, Antofogasta y Callao. A la ida pasará por el estrecho de Magallanes y al regreso por la vía del cabo de Hornos.
Además, el Comandante ha sido autorizado para tomar otros puertos de recalada en el tránsito si lo cree necesario.
Los alumnos que han egresado recientemente prestarán servicio de Guardias Marinas y se les conferirán los despachos de alféreces de fragata, como prescribe el Reglamento Orgánico de la Escuela, al regreso del viaje.
Las reparaciones y modificaciones que ha recibido la corbeta en los astilleros ingleses le han proporcionado todo genero de comodidades.
Como se sabe, el comando de “La Argentina” ha sido confiado al Capitán de fragata don Martín Rivadavia y el puesto de segundo Comandante al Teniente de navío don Manuel Domecq García.
La instrucción de infantería de los cadetes, estará a cargo del segundo Comandante y Vicedirector de la Escuela Naval Teniente de Fragata don Manuel Barraza; habiendo sido encargados respectivamente, de la derrota, Artillería, Maniobras y señales, los Tenientes de fragata don Juan A. Martin, don Adolfo M. Díaz, don Rafael García Mansilla y Alférez de fragata don Ramón Casas.
Desempeñarán los puestos de Ayudantes de distintos cargos el Alférez de navio don Gerardo Valotta y los Alféreces de fragata don José Mascarello, don Adolfo Lamarque, don José Moneta y don Julián Irizar.
Es obvio disertar sobre las grandes y benéficas ventajas que reportan para el personal de la Marina viajes como el de que se trata, bástenos manifestar que los consideramos tan convenientes y provechosos, como el de emprender la serie de trabajos de hidrografía que es necesario ejecutar en nuestras dilatadas costas marítimas y fluviales.
La duración del viaje de “La Argentina” será poco más o menos de 5 meses; así que a fines de Abril ó principios de Mayo del año próximo, tendremos de regreso en Buenos Aires a nuestros compañeros de armas y consocios."
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En el mismo tomo VI del Boletín del Centro Naval, están unos apuntes de viaje, escritos por B.M. (posiblemente el guardiamarina Bernabé Meroño) aunque la narración sólo llega hasta Talcahuano es interesante para ver el ánimo de la tripulación argentina.

Copiaremos algunos párrafos de los mencionados apuntes:

"La «Argentina» en el Pacífico (Apuntes de viaje)

Cumpliendo con mi deber como miembro del Centro Naval Argentino, doy principio a mis correspondencias sobre el viaje de instrucción que efectúa actualmente «La Argentina», llevando a su bordo a los alumnos y Guardias-Marina de nuestra Escuadra Naval. Como lo saben mis compañeros, el viaje es largo y promete ser bueno y provechoso.
El día de salida nos visitaron el Señor Presidente de la República y el Señor Ministro de Guerra y Marina, despidiéndonos a nombre de este con un breve y sentido discurso el Señor Capitán de navío D. Clodomiro Urtubey.

El día 26 de Noviembre salimos de Buenos Aires y el 27 nos cogió una empopada que nos hizo navegar con las gavias arrizadas, pero que nos hizo hacer mucho camino al Sur...

Al día siguiente, a la madrugada, salimos para Punta Arenas, aprovechando la marea para el paso de las Angosturas, que son sumamente correntosas. No se tocó con un solo inconveniente que pudiera hacer pensar en la falta de práctico para el canal, llegando al fondeadero de trece brazas en Punta Arenas y dando fondo a las 7h p. m.
En Punta Arenas es día claro hasta las 10h 30m p. m., de manera que en seguida nos aprovechamos para saltar a tierra después de la visita del caso. Aquí nos tienen, pues, en la primera y única población chilena sobre el estrecho.

Están en el puerto el cúter «Patagones», que manda el Teniente de fragata Bustos, y el vaporcito «Toro» de la marina chilena, a cargo del práctico de Ja localidad por ausencia del Comandante.
No entro a describirles Punta Arenas porque es bien conocida de todos nosotros. Pequeña población sin importancia, en la falda de elevados montes, que en sus declives forman colinas de diferentes altitudes, cubiertas de arena en su mayor parte y que caen con pequeña inclinación hasta morir en la playa. Su población es muy heterogénea, compuesta en su mayor parte de marineros, pescadores de lobos y recogedores de oro de todas nacionalidades.
Desde dos años a esta parte, este pueblo ha progresado, pues hemos encontrado tres ó cuatro familias chilenas más, que con su buen trato y amabilidad hacen más amena la estadía de los que navegan por estos parajes.

Durante los cuatro días que hemos estado en Punta Arenas fuimos invitados de la distinguida señora Rosa Vega de Sampaio y de sus señoritas hijas María Antonieta, Rosario y América que, con la amabilidad que las distingue, hacen inolvidables los momentos que se pasan en su casa. Francamente, para los que van de tránsito como nosotros y no les es posible detenerse por muchos días, dejan Punta Arenas con verdadero sentimiento, porque no hay absolutamente tiempo para agradecer y retribuir como se merece la obsequiosidad con que somos tratados. Con razón algunos compatriotas que frecuentan estos lugares se andan enredando; según datos recogidos, pronto tendremos algo de nuevo...

Zarpado pues de Punta Arenas, no había sino que navegar de día, tomando puerto con tiempo, aunque se perdieran algunas horas de navegación.
A la salida nos tomó un viento fuertísimo, con lluvias y nevadas a intervalos; pero queda cerca de Punta Arenas el puerto del Hambre, y el Comandante dispuso entrar en él: era, si se quiere, nuestra primera jornada por el estrecho...

Los Cadetes han trabajado mucho, mucho, como nunca; vienen a dos guardias y les basta: seguramente que volverán marineros. Los Guardias-Marina continúan trabajando con empeño; hoy, a la entrada en puerto Talcahuano, todos han presen¬tado sus diarios de navegación: entramos a las 6h p. m.

Están  en  la bahía en el puerto Tomé:  «La Esmeralda» el «Huáscar» y «Pilcomayo». Por estar el puerto Tomé muy afuera no nos hemos hecho las visitas del caso; según dicen, del puerto han salido a hacer el ejercicio de tiro y volverán a este fondeadero. Ya he escrito mucho; en otra me ocuparé de la bahía de Talcahuano...

En mi anterior decía que quedábamos en la bahía de Talcahuano, donde se encontraba una división naval chilena, compuesta del «Huáscar», como buque insignia, y de la «Esmeralda» y la «Pilcomayo»; cambiamos con sus tripulantes las visitas de estilo, con mucha cordialidad, habiendo sido tratados con mucha amabilidad y distinción, de lo cual estamos sumamente agradecidos.

De los buques chilenos y de su personal, sólo les diré lo que todos nuestros compañeros saben: los primeros están perfectamente tenidos y en cuanto a sus dotaciones, ya sean sus jefes y sus oficiales ó ya sus marineros, todos son irreprochables, y puede enorgullecerse Chile con justicia ¡todos son chilenos!

El Jefe de esta división, es el señor capitán de fragata Señoret; la «Esmeralda» es mandada por el capitán de fragata Goñi y la «Pilcomayo» por el de corbeta Valenzuela, todos ellos perfectos caballeros y marinos distinguidos.

El puerto de Talcahuano es hermosísimo, está dentro de la gran bahía de Concepción, en su ángulo S.O. La bahía está situada entre la punta de Tumbez y el morro de Lobería, midiendo aproximadamente seis millas de largo por cuatro de ancho, con muy buen fondo, perfectamente limpio y con excelente tenedero.

En la boca de la bahía se encuentra la isla Quinquina, que mide, extendiéndose de N. a S., tres millas de largo por una de ancho, contribuyendo a hacer el puerto perfectamente seguro para los vientos de afuera, sirviendo como rompe-olas para la mar que aboca la bahía...

Desde nuestro arribo a Talcahuano, hemos sido tratados con la mayor cordialidad.
Después de recibir la visita del Intendente de Concepción, Señor Bargas Novoa, tuvimos en esa ciudad un departamento especial para nosotros en el Hotel Central, costeado por el gobierno chileno, que nos vimos obligados a aceptar.

Por orden de la Superioridad, se nos puso también el telégrafo a nuestra disposición, dándosenos además pasaje libre en los trenes; se comprende que hicimos el menor uso posible de estas franquicias; pero agradeciendo siempre como se merecen tantas amabilidades, que seguramente nos será muy difícil retribuir, si es que los mismos chilenos visitan nuestra capital como por aquí se dice.

Nuestro Cónsul Señor Navarro nos ofreció una comida en su casa habitación en Concepción, asistiendo a ella su distinguida esposa y sus dos amables niñas, el Intendente Señor Bargas Novoa, el Senador Collao, el Comandante Rivadavia, el Dr. Allende, tres hijos del Señor Cónsul, el Teniente de navío Domecq, los de fragata Martin y Barraza y otras personas más.

Aquello fue algo más que una comida, fue un banquete de etiqueta, salpicado al terminar con una serie de cordiales brindis, en los cuales tomamos parte casi todos.
Después de abandonar la sala del banquete, pasamos a los salones, donde se hizo general la conversación y se hizo un poco de música, retirándonos complacidos de la hermosa fiesta con que galantemente habíamos sido obsequiados.

Al día siguiente, el Señor Intendente nos ofreció un banquete oficial en los salones de la residencia y por la noche un baile dedicado a los marinos argentinos y chilenos en un espléndido salón en los altos del teatro en construcción.
El banquete fue inmejorable, y después de haber sido ofrecido por el Señor Intendente, contestó el Señor Comandante Rivadavia agradeciéndolo, haciendo en seguida uso de la palabra varios de los presentes.
Rodeaban la mesa varios civiles y los marinos chilenos y argentinos.
Reinó en la fiesta la mayor cordialidad, cambiándose en los brindis los más afectuosos saludos y mejores deseos para ambos países.

A las 10h 30m p. m. próximamente nos dirigimos al baile, seguidos de cerca por una banda de música que durante el banquete nos hizo oir sus acordes, y deseosos, por cierto, por nuestra parte de conocer la sociedad de Concepción.
Al penetrar en el salón, no puedo menos de decir que nuestra decepción fue grande: estaba casi vacío!............................. no había sino ocho ó diez señoritas, cuyos programas ya estaban completamente llenos ; no obstante se nos hizo el honor de permitirnos bailar las cuadrillas de honor, dándonos por muy bien servidos.
A la 1h a. m. más ó menos, se sirvió en los salones bajos del teatro un abundante y excelente ambigú, al que se le hizo los honores debidamente, retirándonos poco después.
Creemos que la poca concurrencia de señoritas al baile fue debida al mal tiempo, que desgraciadamente reinaba, y a otras circunstancias que no debían carecer de importancia.

Talcahuano no quiso ser menos que Concepción, y pocos días después recibimos invitaciones para un pic-nic, que debía tener lugar en uno de los puntos más pintorescos que hay en las colonias que rodean al pueblo.
A las 12h 30m p. m. debíamos reunimos en la plaza del pueblo para hacer la expedición. Efectivamente nadie faltó a la cita, concurriendo además algunos fuera de presupuesto para acompañarnos.
Por cierto que nosotros no nos esperábamos una sorpresa tan agradable como la que tuvimos: la plaza de Talcahuano parecía de fiesta; estaba completamente llena de gente, esperándonos para emprender viaje!
Rodeaba la plaza casi por completo una cantidad inmensa de carretas pequeñas, tiradas por bueyes, y numerosos caballos ensillados esperaban impacientes a los jinetes de ambos sexos.
Todo aquel conjunto ofrecía, en verdad, un aspecto singular y agradable, bastante pintoresco...

Era un cuadro encantador, y a haber sido yo dibujante no dejo de estampar un croquis en mi cartera de viaje!
Por fin zarpamos en medio de una alegre gritería, producida en todos los tonos imaginables, y empezamos a subir por el camino que, buscando las partes menos escabrosas en las montañas, serpentea por sus faldas, y que debía conducirnos al pintoresco paraje elegido para el pic-nic.

El viaje fue lindísimo, y, debido a los accidentes del terreno, innumerables fueron los motivos de risa y jarana que se produjeron, cruzándose alegres bromas, a veces de expresiones, que los argentinos no comprendíamos absolutamente, pero que nos hacían reír

Cerca del salón de baile improvisado, se prepararon varias mesas cubiertas por toda clase de comestibles, y vinos de primer orden, helados, etc.
El baile tomó gran atractivo y supieran ó no, todos bailaban, contribuyendo así, cada uno en su esfera, a darle mayor animación.
La diversidad de trajes, tanto entre las señoritas como entre los caballeros, hacía más interesante el conjunto, llamando la atención un gorro blanco, que llevaba uno de los marinos argentinos y que poco después se vio colocado sobre el precioso rostro de una hermosa señorita, el cual realzando la hermosura de ésta, dábale una gracia sin igual. Esto fue origen de mucha charla y bromas de buen gusto.

Llegó por fin la hora de ocupar las mesas y cada cual tomó con su compañera el puesto que más le convenía.
La comida servida fue espléndida, haciéndosele los honores en debida forma y con especialidad a una suculenta cazuela a que los argentinos no estamos acostumbrados y que es un delicioso plato que preparan aquí.
Saltaron ruidosamente los tapones de las botellas que contenían los vinos espumantes y empezaron los brindis, numerosos, cordiales, cruzándose entre los argentinos y chilenos frases llenas de sentimientos fraternales y de patriótica simpatía para ambas naciones hermanas.

Estaba — parece — dispuesto ya, ó escrito — como dicen los musulmanes — que no debíamos andar si no de fiesta en fiesta hasta el momento de nuestra partida. La escuadrilla chilena nos ofrecía un lunch para el 8, a bordo del «Huáscar,» a las tres de la tarde!

A la hora señalada todos los invitados estábamos a bordo de la nave chilena y pudimos admirar el buen gusto de los adornos que, partiendo desde el guarda-calor, llegaban hasta la popa. La toldilla, perfectamente decorada, era el salón de recibo para los jefes y oficiales de alguna graduación.
En la parte de proa, que limitaba el gran comedor improvisado, estaba artísticamente colocada una gran panoplia formada de distintas armas, entrelazadas con flores y verdes guirnaldas, que producían el mejor efecto.
Las amuradas adornadas con las banderas sud-americanas hasta dar vuelta a la toldilla; un artístico cielo de banderas que cubría el salón en toda su extensión, ostentando en su centro un gran sol rodeado de una guirnalda de flores naturales; las mesas colocadas de popa a proa, perfectamente adornadas, y un hermoso retrato de Prat, de gran tamaño colocado en la popa del buque, cerraba, por decirlo así, el hermoso cuadro que no he podido describir como deseaba y que formaba la amplia cubierta del histórico «Huáscar», que con orgullo llenará una de las más lindas páginas de la historia sud-americana contemporánea, como que sobre ella rindieron su vida dos héroes, ambos hijos de America.

Invitados a ocupar los asientos por el distinguido jefe de la escuadrilla chilena, señor Capitán de fragata Señoret, las mesas fueron rodeadas por los invitados, haciéndose la conversación muy animada; eran pocos los civiles que asistían, siendo por consiguiente casi todos del arte.
Del lunch servido poco diré; solo sí, que fue digno de quienes lo ofrecían : espléndido!
Llegada la hora de los brindis, el señor Capitán de fragata Señoret hizo uso de la palabra y levantando su copa, en sentidas y correctas frases ofreció el lunch a los marinos argentinos que tripulaban la corbeta la «Argentina». Al terminar fue saludado con una estrepitosa salva de aplausos y la banda de música colocada a proa, tocó el himno nacional argentino, poniéndonos todos de pié.
El señor comandante Rivadavia contestó con sentidas palabras al brindis del señor Señoret, agradeciendo sus benévolos conceptos y retribuyéndoselos; como el anterior, este brindis mereció nutridos aplausos.

Hablaron después el comandante Goñi, el mayor Domecq García y otros oficiales de ambas marinas, siendo muy oportunos y cosechando numerosos aplausos.
Durante la fiesta las bandas de música del «Huáscar» y del «Esmeralda» hicieron oir escogidas piezas de su repertorio, perfectamente ejecutadas...

No nos era posible demorarnos por más tiempo en Talcahuano y era necesario que tratáramos de retribuir de alguna manera, y en la esfera de nuestras fuerzas, tanta amabilidad, tanta finura y tantas distinciones de que habíamos sido objeto; perplejos nos encontrábamos para hacerlo; pues en un buque tan pequeño como la «Argentina» y por lo mismo tan poco adecuado para fiestas, no se pueden hacer muchas proezas; pero algo teníamos que hacer y nos decidimos, en consecuencia, a ofrecer un almuerzo general el 10 de Enero a las ll h 30m a. m.

Adornamos nuestro buque de la manera más conveniente, colocando altas cenefas a las bandas, desde la altura de la lumbrera de la máquina, dando vuelta por la popa, se adornaron con banderas las amuradas, y en los toldos, que se habían levantado, se formó un cielo de banderas, colocando en su centro una gran estrella plateada de dos metros de diámetro y rodeada de guirnaldas de flores y palmas; desde la estrella partían grandes rayos formando los colores chilenos y argentinos alternados que iban a morir a las bandas, produciendo bastante buen efecto. En la popa habíamos formado un pequeño escudo de armas, que ostentaba en su centro una linda estrella, debida al buen gusto artístico del Teniente de fragata Díaz, formada de distintas armas, y que adornada de flores quedaba bastante bien.

En el palo mayor, que estaba envuelto en toda la parte que quedaba debajo del cielo de banderas, con los colores chilenos, se colocó otro pequeño escudo de armas y en su parte superior los escudos chileno y argentino, adornados con banderas. De las amuradas pendían formando graciosas curvas, verdes guirnaldas.
Las mesas en forma de herradura, con capacidad para 80 cubiertos, se colocaron desde la lumbrera de la cámara de los oficiales, hasta la altura de los portalones, adornándolas convenientemente.
Las invitaciones se hicieron de dos clases, civiles y militares; ambas eran hechas en antiguo de bordes desiguales y con letras góticas. La militar decía:

El Jefe y Oficiales de la corbeta Argentina, tienen el honor de invitar a Vd. y oficialidad del buque de su mando, a un almuerzo a bordo, el jueves 10 del corriente a 11h 30m a. m.
Rada de Talcahuano, Enero 9 de 1889

A las llh 30m a. m. estaban nuestros invitados a bordo en número mayor de setenta y se daba principio al almuerzo.
El comandante Rivadavia se puso de pié a los postres e inició los brindis, saludando al Sr Intendente de Concepción, a los marinos chilenos y a los señores que nos habían dispensado todo género de atenciones y que eran nuestros comensales; habló bien y fue aplaudido.
Contestaron el Sr. Intendente y el Comandante Goñi, haciéndose luego otros brindis por varios de los presentes...

A las tres recién quedamos solos e, inmediatamente de poner todo en orden, zarpamos de nuestro fondeadero y nos hicimos afuera, sintiendo grandemente dejar el puerto de Talcahuano, donde hemos tenido la suerte de ser tan bien tratados por todos en general; por lo cual llevamos en nuestros corazones una gran deuda de gratitud y de sincero cariño.
¡Ojalá podamos algún día retribuir, siquiera en parte, a los marinos chilenos las atenciones que en su hermosa patria han dispensado sus compatriotas a los marinos argentinos!"

Los apuntes de B.M. publicados en el tomo VI, terminan con esa última frase, cuando van rumbo a Valparaíso. Se desconoce si se escribieron más apuntes o no fueron publicados en el citado boletín.

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Saludos
Jonatan Saona

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