"San Bernardo, Octubre 22 de 1879.
Querida mamá:
Hoy hemos tenido el consuelo de ver periódicos de allá y ver que en las proclamas de Prado y Daza se nos hace justicia. Es cierto que el Huáscar ha caido en poder del enemigo pero tenga Ud. la convicción que esto se debe puramente a una fatalidad.
Como he dicho a Ud. En mis anteriores, el buque completamente destrozado, incendiado por todas partes, sin timón, sin cañones porque la torre estaba inutilizada. Estaba en la imposibilidad de defenderse y solo restaba que hacer el hundirlo abriendo las válvulas. Si esto no se consiguió fue debido a que nos abordaron muy pronto sin que pudieramos impedirlo por haberse destruido todas las armas menores que se guardaban en la cámara de oficiales que fue la parte del buque que más sufrió.
Algunas de las relaciones que hacen los periódicos de aquí son exactas, tan solo ve en todas ellas el error de creer que arriamos la bandera y esto proviene de que cuando nos abordaron no la había por haber sido volada de un balaso que rompió el pico en que se colocaba. Esta circunstancia agregada a la de encontrar el buque parado. Lo que como ya he dicho a Ud. fue necesario hacer para abrir las válvulas, ha dado lugar a esa versión que es falsa.
Todos los oficiales se portaron heróicamente sobre todo el comandante Aguire que nos hubiera llevado a mejor resultado sin la desgracia que nos ha perseguido en este combate. Al hacerse cargo del buque dispuso cargar los cañones con doble carga y embestir a uno de los blindados con el espolón al mismo tiempo que se disparase a boca de jarro. Maniobraban el Huascar con ese objeto cuando fue destrozada la cámara del comandante de donde se manejaba el timón, matando a todos los timoneles y dejando destrozado los aparejos del timón y el buque naturalmente sin gobierno y a merced de los blindados que casi juntándose con el Huascar hicieron destrozos, matando junto con el oficial Rodriguez y todos los marineros sirvientes de los cañones.
En un buque tan cerrado como el Huascar el humo tanto de los incendios como de las bombas que penetraba no tenía salida, de manera que la gente casi se asfisciaba – las diferentes secciones estaban incomunicadas unas de otras por los escombros y los cadáveres, haciéndo todo esto un cuadro horrible.
En fin el combate ha sido ATROZ y TOMADOS CUANDO NO SE PUDO HACER MAS.
Supongo lo que habrán ustedes sufrido con la primeras noticias, así como el que a la fecha estén completamente tranquilas sabiendo que estoy bien y perfectamente alojado.
Tan solo debemos pensar ahora en el día en que nos veamos que será muy pronto.
Debo agregar a Ud. que somos muy visitados, debiendo muy finas atenciones a los que estamos muy reconocidos.
Las cartas que me escriban ponganlas en un sobre dirijidas al Sr. Ramon Luis Irrarazabal, Director General de Correos de Santiago que se nos ha ofrecido para que por su conducto mandemos y recibamos nuestras cartas con toda seguridad.
Como puede Ud. suponer, mi único pensamiento en esta situación es para Uds. y para nuestra Patria.
Les vuelvo a repetir que no tengan por mi el menor cuidado; pues además de estar muy bien atendido el temperamento de este lugar es inmejorable.
Me despido con un abrazo muy fuerte de Ud. y todas las hermanas
A Daniel también un abrazo encargandole salude a todos en su casa. Si ven a Margarita y Dolores díganles que (viví = ilegible) las olvido ni un año.
A Mercedes muy particularmente tranquilícele Ud. pues su genio es tan vehemente que considero lo que sufrirá.
No olvide Ud. a ninguno de casa. Jesús, chicos, mi padrino, etc, etc.
Reciba Ud. el corazón de su hijo,
Francisco"
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Fuente: Archivo Histórico de Marina (Colección Francisco Retes, folios 20 y 23) Gentileza por los datos Ernesto Linares
Saludos a todos
Jonatan Saona
Interesante de verdad.
ResponderBorrarEl hecho es que el Huáscar, una vez capturado, pudo navegar por sus propios medios hasta el puerto mas cercano. Reparado, poco después se unió a la escuadra chilena. Un duro golpe a la moral de combate del enemigo.
ResponderBorrarHa sido muy criticado el accionar de los oficiales del monitor, que no adoptaron las medidas oportunas para hundirlo, y evitar esa captura.
Lo objetivo es que, para juzgar, habría que haber estado allí. Y los mejores testigos son los marinos chilenos que se batieron con el Huáscar ese 8 de octubre.
Todos ellos estuvieron contestes en que el valor desplegado por el adversario no merecía tacha alguna, y por ello se esmeraron en prodigar sus mejores atenciones a los prisioneros, y en especial a los heridos. Sus muertos fueron sepultados con honores.
Latorre lo hace constar así en su parte, y la correspondencia privada de sus oficiales y los del "Blanco", así como aquellos relatos que se entregaron a la prensa, coinciden en hablar de una defensa heroica por parte de la tripulación del Huáscar.
R. Olmedo