Eduardo Avaroa H. |
Nació en San Pedro de Atacama (Bolivia) el 13 de octubre de 1838. Hijo del español Juan Abaroa y de la doña Benita Hidalgo.
Sus primeros estudios y labores profesionales las hizo en su ciudad natal, Estudió teneduría de libros y contabilidad.
Fue miembro del Concejo Municipal de San Pedro de Atacama, fue empresario minero, trabajando con la mina de plata Inca, además de dedicarse al comercio. Se casó con Irene Rivero, teniendo dos hijas y tres hijos.
Como Ladislao Cabrera, Jefe de la Plaza de Calama, ya estaba advertido de que los chilenos intentarían tomar Calama (con la intimación de rendición que le hicieron días antes) organizó la defensa, se repartieron armas entre los civiles, labor que estuvo a cargo de Eduardo Avaroa.
Avaroa fue nombrado Segundo Jefe de Rifleros de Calama
Avaroa era gran amigo de Ladislao Cabrera, tanto que era el “ÚNICO QUE TENÍA CONOCIMIENTO DE SU PLAN”, ambos pensaban que los chilenos atacarían al amanecer. El día 23 de marzo de 1879 a las 6 am. Cabrera divisó un piquete de caballería chileno, enviando a Avaroa, con un piquete de rifleros bolivianos para impedir el avance de los chilenos. Sorprendiendo así al alférez Quezada (jefe de dicho piquete) haciéndolos retroceder.
Abaroa aprovechó esta oportunidad para pasar el angosto río Topater con una viga junto con doce hombres, allí luchó heroicamente ocasionando algunas bajas en el piquete de avanzada chileno.
El ejército chileno empezaba a tomar todas las posiciones bolivianas, cuyos defensores al mando de Cabrera hicieron retirada; menos el puesto de Topater, donde seguía defendiendo Eduardo Avaroa con su pequeño grupo de hombres, luchando contra cerca de 100 soldados.
En una carta de Souper á Medina dice: “Nos sorprendimos ver que un boliviano desde adentro hiciera fuego, á mas de cien hombres de entre caballería y el 2° de línea que iban á pasar por allí, pues amigo, nos dio balas duro, y fue imposible pillarlo por mas que se le buscaba”.
Según Ricardo Ugarte (boliviano) A eso de las 11 am., una bala le hirió mortalmente en la garganta, cayendo reclinado sobre la puerta de la máquina de Topater y en tal posición, caído defendía aun su puesto, impidiendo el paso á los invasores, pues no dejó su rifle al caer, lo sostenía con la mano izquierda, e intentó seguir disparando hasta que nuevamente acribillado, cayendo lleno de heridas, intimándosele en ese momento la rendición, “¡AVAROA, RÍNDASE!”.
El héroe respondió: “Rendirme?¡Cobardes¡ ¡QUE SE RINDA SU ABUELA, CARAJO¡” y levantándose para disparar nuevamente, recibió otra descarga con la que falleció.
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Según algunos autores Avaroa era un hombre alto, delgado, de ojos claros y cabello prematuramente cano; Su amabilidad y franqueza, su generosidad y filantropía, su honradez y modestia le dieron la simpatía y el respeto de los pobladores de Calama.
Saludos
Jonatan Saona
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