1 de junio de 2023

Manuel Elías Bonnemaison

Manuel Elías Bonnemaison
Excmo. señor Manuel Elías Bonnemaison 

El nombre del distinguido diplomático peruano se encuentra ligado con la más gloriosa epopeya de la guerra del Pacífico, en la cual le tocó actuar figurando en uno de esos episodios que, para darle realce y colorido se necesitaría la entonación épica de un Víctor Hugo. 

Cupo a la juventud del Sr. Elías Bonnemaison, que fuera aureolada con la gloria más honrosa del Perú: luchar en el Huáscar en los momentos en que este buque era el vértice más alto del patriotismo, donde convergían todos los latidos del corazón peruano, y donde germinaba con más vigor la esperanza de la victoria y la salvación de las patrias aliadas del 79. 

Combatió bajo las órdenes del héroe egregio a Grau, iniciándose con el grado de guardia marina el 4 de Mayo de 1879. Hizo toda la campaña de la guerra del Pacífico en este buque inmortal, asistiendo a las acciones de guerra más importantes de esa guerra injusta. Se cubrió de laureles en el combate de Iquique. El 25 de Mayo concurrió al apresamiento y destrucción del bergantín “Recuperado”, en alta mar y de la goleta “Clorinda” en Mejillones. Luego tomó parte en la persecución del “Rímac” hasta Antofagasta, iniciando un combate con los fuertes y la “Covadonga”, que duró 2 horas. El 27 de mayo fué uno de los actores principales de la destrucción del cable submarino en Antofagasta, acto que ejecutó desafiando a la muerte, pues se encontraba a tiro de fusil de las baterías enemigas. Al día siguiente tomó parte en la acción de guerra que dió por resultado la destrucción de las lanchas del puerto de Mejillones y el apresamiento de la goleta “Coqueta”, que fué remitida de Arica y de la barca “Emilia”, cargada de minerales, que fué enviada al Callao. 

Posteriormente el 3 de julio, el Huáscar trabó combate de seis horas con el “Blanco Encalada” y la “Magallanes”, tocando al señor Elías Bonnemaison un papel airoso y simpático en esa peligrosa empresa, en la que el buque fantástico puso en situación muy difícil a la escuadra chilena. 

El 9 de julio se produjo el bloqueo de Iquique, establecido por la escuadra chilena, que fué roto el 19 por el empuje de las armas peruanas, El Huáscar escribió con este hecho ¡de armas una de sus páginas brillantes, precursoras del holocausto épico de Angamos. El señor Elías tomó parte activa en esta hermosa acción, desempeñando un papel de empuje y entusiasmo. 

Después nuestro biografiado tuvo la honrosa posibilidad de tomar parte en las siguientes hazañas del Huáscar: 
El 20 de julio de 1879, en el apresamiento de la barca Adriana Lucía, que cargaba minerales y que fué enviada al Callao. 

El 23 de julio intervino en el apresamiento del vapor transporte chileno Rímac, frente a Antofagasta, que venía cargado de pertrechos de guerra y conduciendo a bordo al escuadrón Carabineros de Yungay y al estado mayor del regimiento. 

El 24 de agosto, el Huáscar hizo su entrada nocturna para torpedear al Blanco Encalada encontrando en su lugar al Abtao. Esa noche cúpole desempeñar una peligrosa situación en uno de los episodios audaces del Huáscar. En la Historia de la Marina del Perú, el señor Rosendo Melo refiere el episodio con valiosa documentación y riqueza de detalles, contando que el Huáscar, al lanzar un torpedo, este por mala dirección se volvió contra el buque que lo disparó. El desastre era inminente y el Huáscar acaso habría sucumbido sin el arrojo del teniente Canseco que deslizándose al agua por el mismo aparato que suspendía el torpedo, pudo desviarlo. Esta maniobra, dice el historiador de referencia, fué hábilmente secundada por el guardia marina Elías Bonnemaison.

El 21 de agosto de 1879, tomó parte en el combate de Antofagasta contra los fuertes, el Abtao y la Magallanes, con cuatro tiros de fuego.

El 8 de octubre de 1879 culminan los hechos heroicos del Huáscar en Punta de Angamos. Allí, combatiendo a las órdenes del varón glorioso, recibió dos honrosas condecoraciones, grabadas por las balas enemigas con dos hermosas cicatrices. El supo cumplir con su deber, ejecutando el imperativo categórico de su conciencia patriótica y el mandato del Nelson peruano, muerto en aquella jornada juntamente con casi la totalidad de los tripulantes. 

El Congreso del Perú ratificó esas condecoraciones auténticas con una medalla y una mención honorífica, trazando la mejor pincelada del cuadro biográfico del distinguido diplomático peruano. 

Tomado prisionero, como sus pocos camaradas cautivos del Huáscar, que sobrevivieron victoriosamente, fué conducido a Chile, donde permaneció hasta enero de 1880, fecha en la cual se produjo el canje de prisioneros con los chilenos del Esmeralda. Inmediatamente de su regreso fué reincorporado al servicio y destinado al Callao, a la dotación del Rímac, en cuya capacidad asistió a los bombardeos del Callao por los buques chilenos que bloquearon la plaza fuerte más importante del Perú. Comandó en varias ocasiones las lanchas de ronda Arno, Urcos e Independencia, en las cuales sostuvo diversos combates con los torpederos chilenos que bloqueaban el puerto y hacían irrupciones nocturnas en la bahía. 

Al iniciarse la defensa de Lima fué trasladado a la fortaleza del Cerro Pino, a las órdenes del capitán de navío don Hipólito Cáceres como Jefe de la batería Sur, asistiendo en esa categoría a la batalla de Miraflores el 15 de enero de 1881. Su actuación mereció el elogio del ilustre publicista don Manuel González Prada que fué actor principal en esta batalla en calidad de comandante, quien al referirse a la conducta valiente y decidida del señor Elías Bonnemaison, se expresa elogiando la precisión de sus disparos, con los cuales detuvo varias veces el avance enemigo a las líneas peruanas. Después de una refriega en la cual el ejército peruano venció al infortunio del dolor, contempló estoico que tanta sangre derrochada y tanto ardoroso romanticismo bélico, agotado con magnificencia gallarda, no había podido sobreponerse a la superioridad numérica del enemigo. Siempre el latido del corazón tiene que detenerse ante el fuego de la metralla, Producida la derrota el señor Elías Bonnemaison salvó 
dignamente de ella. Antes de volver las espaldas al enemigo, inutilizó los cañones, dejando en el campo solo masas inertes de acero que no podían servir para nada al enemigo. 

Iniciada la resistencia en el interior de la república, y no habiendo sido llamado al servicio quedó de hecho suspendido en la clase Alférez de Fragata. 

Empieza su servicio internacional en el puesto consular que se inició el año 1904, cuando fué designado por el gobierno del Perú, Cónsul General en la Argentina, en cuyo desempeño desplegó gran actividad, vinculando al Perú con la gran república del Sur y haciendo conocer a su país, sus riquezas, comercio e industrias, de tal suerte que su larga presencia en la Argentina, durante 17 años, dió por resultado valiosos frutos para el Perú, que pudo apreciar la importante labor de su representante por la plenitud y el ensanche de las relaciones comerciales de las hijas de San Martín. 

Su brillante acción consular sirvió para que el gobierno peruano, le nombrara con retención de cargo en 1910 Secretario de la Embajada del Perú a las fiestas del Centenario Argentino, Delegado al Congreso Agrícola de Montevideo en 1913, y Encargado de Negocios del Perú en la Argentina de 1913 a 1916; Delegado del Perú al Congreso Social de Tucumán; Delegado del Perú al Primer Congreso Panamericano de Legislación Uniforme en Buenos Aires, el año 1916, en el cual fué elegido presidente de la tercera comisión, y por último Delegado del Perú al Congreso de la Internacional Law Association en Agosto der1923.
 
El 24 de Diciembre de 1924, fué nombrado Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del Perú en Bolivia. 

El viejo y meritorio servidor al Perú une a sus altas condiciones de caballero, el señorío de su continente gallardo y elegante, que le hacen destacarse con prestigio de simpatía en las sociedades elegantes. 

Le ha tocado actuar en Bolivia en momentos en que su presencia, constituye el exponente de todas las simpatías y todas las cordialidades, que agrupadas en su torno; forman la capacidad máxima de los sentimientos de unión y confraternidad entre el Perú y Bolivia. 

Su misión no tiene la aparatosidad ruidosa de esas plenipotencias que vienen artilladas de relumbrantes protocolos, sino que hace revivir el hermoso espíritu versallesco, fomentando la constante afirmación de vincular a Bolivia y al Perú mediante los recursos personales de la distinción, la energía permanente de mantener el fuego sagrado del mutuo conocimiento y la compenetración acentuada, por el acercamiento comercial, y en fin, colocándole el hermoso colofón del amalgamiento moral. 

La visita del Presidente Saavedra al Perú, con motivo del Centenario de Ayacucho, se debe en parte, a la especial simpatía que el diplomático marino, supo sembrar en el espíritu del mandatario boliviano, estimulándola mediante sus buenos oficios y decidiéndole a realizar ese viaje a la capital de los virreyes, para realzar con su presencia los festejos de uno de los acontecimientos más trascendentales y significativos del mundo. El Sr. Elías Bonnemaison con motivo del viaje de S. E. el Presidente de Bolivia le tributó las mayores atenciones, tan especiales y tan marcadas, que muchas de ellas rompieron el hieratismo de las fórmulas protocolarias, en homenaje único a las tradicionales vinculaciones del Perú y Bolivia, y sobre todo a la magnitud que entrañaba el hecho de que, el presidente de Bolivia fuera como Embajador de sí mismo y del pueblo boliviano ante el gobierno y pueblo peruanos. 

La misión del señor Manuel Elías Bonnemaison, es sin duda, una de las más importantes y cordiales de los últimos años; ella dejará recuerdo imborrable en los altos círculos políticos, sociales y comerciales, donde se ha apreciado en alto grado las dotes de su cultivado talento, y de la distinción y sagacidad, que rodean la figura excepcional del representante diplomático del Rímac.


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Ascarrunz, Moisés. "La confraternidad Perú-boliviana en el centenario de Ayacucho". Lima, 1925.

Saludos
Jonatan Saona

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