24 de octubre de 2019

25 de Octubre de 1881


El 25 de Octubre de 1881
Y SUS CONSECUENCIAS.
Dedicado al señor Zenón Ramírez.

Eternamente grabada con el buril del dolor, sobre el mármol del recuerdo existe para la Patria y sus hijos la página infausta que marca la “Guerra del Pacífico”. En millares de corazones resuenan aún los ecos del confuso sonido del cañón y la fusilería, del tambor, la corneta de guerra y el grito de dolor, repercutidos en el alma angustiada del espectador, en las breñas y en las selvas; allá donde nuestros hermanos, defendiendo sus derechos, derramaron su sangro y rindieron su vida.

Creo que pocos pueblos del litoral, dejaron de consignar en esta época, algún episodio mas ó menos triste. Postrada bajo la alfanje del vencedor, yacía moribunda la cuna ilustre de los Grau, Vigil, Pardo, Gálvez, Fuentes y tantos...! La esperanza, esa consoladora virtud, alentaba aún en pequeñas huestes, (1) que sin más apoyo que el deseo, sin más táctica que el patriotismo, lucharon á porfía, creyendo aún posible la reacción de nuestra noble y/ amada Patria! A esta época pertenece el esfuerzo estéril y lamentable, que nos ocupa.

I.
Guadalupe, pueblo notable, de la Provincia de Pacasmayo se hallaba á la sazón ocupado por un destacamento enemigo á órdenes del Comandante Chacón, el cuál fué sorprendido en la mañana del 25 por 100 hombres comandados por el intrépido Belisario Chorroca, y en esta vez como siempre, la ciega fortuna, hizo rodar su carro sobre el campo enemigo, (2) convencido ahora, una vez más, de lo caro que le costaban sus laureles, aún dueño ya de los pueblos, donde se les tenía tanto terror! Dos horas duró el combate entrando los jefes Chorroca y Manuel Condemarin, hasta la plaza del lugar con pequeñas fracciones que se batieron con denuedo y serenidad, con la conciencia del que defiende la causa santa, de la honra y la vida. Un expreso oportuno al Cuartel General, establecido en San Pedro, (3) dio por resultado un refuerzo de 200 hombres, que en la tarde del mismo día, hizo su entrada triunfal, desplegando contra la indefensa población toda clase de hostilidades...!

Todos los notables del pueblo fueron hechos prisioneros y entre estos, dos jóvenes hermanos apellidados Albújar. Esta honrada familia compuesta de seis miembros, oriunda de Chiclayo, comerciantes de profesión queridos universalmente y citados como modelo de virtud, estaba destinada por la Providencia á saciar la sed de venganza del Jefe comisionado. En la misma noche del 25, fué saqueado el establecimiento de los Albújar, valorizado en 15,000 soles; al día siguiente, conocedor de esto Fernando, que era uno de los presos y el que representaba sus intereses, hizo una representación reclamando esa fortuna adquirida á costa de tantos sacrificios y de tanto trabajo. Esto dio lugar á que cual David para ocultar un crimen, se cometiese otro mayor, decretando pena capital, sin que pudieran alcanzar gracia, ni las lágrimas de sus tiernas hermanas que la pedían de rodillas, ni la intervención de extranjeros respetables, ni el ofrecimiento de 6,000 soles de plata que la población erogó con tal objeto...! Estaba basada esta incalificable injusticia en la declaración de un sargento del ejército, que dijo haber visto hacer fuego de la casa de los Albújar en los momentos del combate.

II.
Densos nubarrones cubrían el cielo tropical de la solitaria villa, cuando á las 8 menos cuarto salió el ejército chileno en formación escoltando á las tres víctimas Fernando y Justo Albújar y un dependiente de estos; el primero tenía 30 años los otros dos de 19 á 20. El cortejo atravezó las calles, desde el Colegio de niñas que servía de cuartel, hasta el Cementerio del lugar, donde debía realizarse la ejecución. De los tres sentenciados, los dos jóvenes, marchaban aflijidos y llorando su injusta muerte; al paso que el mayor de ellos, sereno é imperturbable marchaba con firme planta, consolando á sus compañeros; entre sus palabras son notables las últimas dirijidas á su inconsolable hermano:  ‘‘Serenidad, Justo. Dios juzgará nuestra causa; la amada Patria nuestro sacrificio aceptará benévola; si morir es el fin del hombre, y morimos juntos, debías alegrarte!...”

Los dos hermanos que les sobrevivieron están amentes, sus tiernas hermanas en la miseria y la horfandad...

Mi pluma al hacer esta narración no ha hecho sino trasmitirla, tal cual me ha sido referida por los testigos presentes de tan infausto acontecimiento

Alice Hernández

Noviembre 14 de 1888.
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(1) Montoneras.
(2) Ocultaron el número de bajas.
(3) Capital de la Provincia


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Texto e imagen tomados de "El Perú Ilustrado" núm 85, Lima, 01 de diciembre de 1888.

Saludos
Jonatan Saona

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