5 de enero de 2019

Ramón Lara

Ramón Lara
Don Ramón Lara
Subteniente

I.
Dijimos antes que al comenzar la batalla de Miraflores i al iniciarse el  retroceso de su ala izquierda, había caído entre los primeros don Ramón Lara, hijo de un soldado de Yungai que tuvo su propio nombre, i como hasta esa hora en que comenzó su fama aquel niño no había pasado todavía,  puede  decirse así, los dinteles de la vida, vamos a reproducir en seguida lo poco que sabemos de ella por la  relación de una buena señora, ínclita patriota, que le vió nacer i morir casi a un tiempo (2):

"Nació Ramón 2° Lara en Mendoza el 4 de marzo de 1861, en cuyo pueblo, a las dos semanas de nacido, escapó milagrosamente la vida en el espantoso terremoto de aquel mes. En abril del mismo año fué traído a Chile con su familia, que allí se hallaba desterrada, viviendo su padre de industria humilde pero varonil.

(2) Nuestra antigua amiga, la apreciable señora Carmen Lara, tía del joven naval, en carta de San Felipe, octubre 8 de 1884.

II
Desde mui pequeño fué puesto el niño Lara en un colejio particular de San Felipe. Luego se hizo estimar por todos i mui en particular de sus condiscípulos por su carácter franco i jovial i por sus delicadas maneras.

“Era tan perspicaz como intelijente; i por el entrañable cariño que profesaba a la familia había mui fundados motivos para esperar que él sería, en no mui lejano día, el baluarte de su desgraciado hogar, i uno también de aquellos que dan lustre i renombre a su patria. Así como nosotros pensaba mi malogrado hermano Ramón, padre de aquél.

Siendo un adolescente ingresó, aunque con algún sacrificio, a la Escuela Militar de Santiago, i a pesar del cortísimo tiempo que estuvo en ella, salió en calidad de subteniente del batallón Naval que inmediatamente partió al norte".

El Naval i e1 Aconcagua fueron los cuerpos donde se cebó el plomo enemigo en la por mil títulos memorable batalla de Miraflores.

En ese día fatal i feliz a la vez, Cupole también al segundo Ramón Lara caer herido de muerte.

Sus compañeros que le vieron en ese estado, después de haber dado ejemplo de temerario arrojo, trataron de retirarlo un tanto del principal campo de la lucha, que ya se había hecho mui encarnizada. i cuentan que les habló de esta manera: "Si me retiran de este lugar, háganlo de manera que siempre dé frente al enemigo; no sea que me hieran por la espalda i vaya a creerse que he muerto como cobarde."

Estas fueron sus ultimas preciosas palabras recojidas por sus compañeros, pues en ese mismo instante una segunda bala, que le dio en el pecho, puso fin instantáneo a su existencia.

“Sus restos fueron traídos a Valparaíso por un caballero Carlos López, quien con ese acto empeño nuestra gratitud. Lo trajo junto con un hijo de dicho señor López que había sido abanderado del mismo cuerpo".


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Texto e imagen tomado de "El Álbum de la gloria de Chile", Tomo II, por Benjamín Vicuña Mackenna

Saludos
Jonatan Saona

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