13 de diciembre de 2018

Huamachuco

Arturo Morales Toledo
Poema: "Huamachuco", escrito por Arturo Morales Toledo.

Arturo Morales Toledo, periodista y militar peruano que participó en la campaña de la Breña, tuvo el grado de Coronel, y fue secretario de Andrés Avelino Cáceres.

Finalizada la guerra, durante el gobierno de Morales Bermúdez, en diciembre de 1890, lideró un motín en el cuartel de Santa Catalina, que al ser sofocado, resultó muerto de un disparo al pecho.

Revisando el semanario "El Perú Ilustrado", número 10, de fecha 16 de julio de 1887, aparecen unos versos escritos por él, sobre la batalla de Huamachuco.

Transcribiremos a continuación esta composición realizada por este veterano de la breña.

"Huamachuco.
(fragmentos)

¡Oh inspiración! destello misterioso 
Que desciendes de lo alto de la gloria 
E iluminando la sombría mente 
De la extraviada humanidad proscrita,
Le traes á la memoria 
El sublime recuerdo refulgente 
De su origen divino,
Y le infundes aliento generoso
Para sondear, con incansable anhelo,
Los profundos arcanos del Destino
Y la infinita bóveda del Cielo. 

Tú, que una vez en mi existencia oscura, 
Me elevaste del Pindo hasta á la cumbre, 
Donde rodeado de celeste lumbre
Y enardecida mi alma con el rayo 
De tu soplo fecundo,
Las glorias celebré del “2 de Mayo,” 
Luminoso Thabor del Nuevo Mundo. 
Haz que en ardiente lava se transforme 
La sangre de mis venas:
Que destroce las bárbaras cadenas 
Que atan al hombre á la materia inmunda; 
Con tus torrentes de armonía inunda 
Mi mente y corazón estremecidos,
Que, fuera ya de ese poder caduco 
Del marasmo y la vil indiferencia, 
Quiero cantar, con épica elocuencia,
La tragedia inmortal de Huamachuco!

Ya no de Mayo la brillante aurora
Saludaré con entusiasmo santo,
Porque ella se apagó! Rudo quebranto 
Sobrevino á la Patria infortunada;
La insensata ambición y la anarquía 
En horrible consorcio recorrieron 
Los campos del Perú, con faz sombría,
Y entre ruinas su trono establecieron.

La ley enmudeció, y el despotismo 
Levantó su estandarte ignominioso,
Cayó en la noche del olvido eterno
La fecunda enseñanza
Que encierra del Callao la alta victoria,
Y anularon el Bien y el Patriotismo 
La indigna farsa y la social escoria. .

Nada quedó de pié! La Democracia 
Era solo el escudo que cubría 
La innoble desnudéz de los malvados,
De mercaderes la insolente audacia,
La apoteosis de histriones coronados.
La torpe Envidia en misterioso asecho, 
Cual inmunda serpiente,
Esperaba que el Mérito surgiera 
Con fé sublime y levantado pecho 
Para clavarle el ponzoñoso diente!

¡Tremenda confusión! ¡Delirio insano! 
Los sicofantes, en sangriento coro, 
Escarnecían el honor peruano
Y por saciar sus pestilentes vicios 
Defraudaban con cínica arrogancia 
Los caudales del público Tesoro, 
Mientras el pueblo, con profundas penas, 
En la noche fatal de la ignorancia,
Se agitaba entre harapos y cadenas!...

Mas, la hora siniestra se aproxima 
De horrenda expiación. La suerte airada 
Ha levantado su inflexible espada 
Sobre la vida del Perú. A la sima 
Que los malos ahondaron con sus vicios, 
La Patria rodará, de excelsa cumbre,
Y desde allí combatirá grandiosa 
En medio de violentas tempestades,
Para ejemplo inmortal de las edades, 
Como un titán caído
Que en su hórrida agonía,
Sacude audaz con sus sangrientos hombros 
De un gigantesco mundo los escombros!
................................................................

Ya los hijos de Arauco,
Sedientos de oro y de matanza impía
Y vislumbrando perspectivas grandes, 
Invaden en legiones nuestro suelo,
Cual tremenda bullente catarata,
Que de la eterna cima de los Andes 
Inundando los llanos se desata!
En vano el Patriotismo.
Denodado luchó contra la suerte,
Sus angustias ahogando y sus pesares; 
Persiguiendo del triunfó la esperanza,
Los buenos alcanzaron noble muerte,
Con fiero arrojo y con afán notorio,
En el inquieto fondo de los mares,
En los infaustos campos de la Alianza
Y dé Arica en el Alto Promontorio!...

En vano el Patriotismo 
En la arena fatal de las derrotas,
El pecho herido y las entrañas rotas, 
Ardiendo en heroísmo,
Volvió á empuñar con vigorosa diestra 
El hierro del combate;
Circundado de escombros y de horrores, 
Con espantoso estruendo,
Cayó otra vez en la feroz palestra,
En el día sin Sol de Miraflores!

Caído está el Perú. Y la Discordia 
En su carro flamígero que aterra,
Audaz proclama su poder aciago
Y sobre todo su estandarte aferra!
Los tremendos desastres de la guerra,
La imágen de la Patria escarnecida,
Del hogar el santuario profanado 
Por extrangera planta,
No detienen la audacia del malvado 
No embarazan la lucha fratricida 
Que mata la honra y que la fé quebranta!

¿A quién en tu amargura,
Oh! Madre de los Incas sin ventura,
Los ojos volverás?...Tiniebla densa 
Se cierne en la extensión de tu horizonte, 
Bate sus alas la borrasca inmensa,
Y de horror se estremecen
El hondo abismo y el excelso monte.

En la noche sombría 
De tu desgracia y tu dolor sin nombre, 
Aparece una estrella refulgente 
Que ilumina hasta el fondo del abismo
Y ofrece al angustiado Patriotismo,
En su dolor profundo,
De esperanzas magníficas, un mundo!

Todo no está perdido. La bandera 
Del honor nacional y de la gloria 
En las cumbres flamea de los Andes, 
Lejos del dolo y la ambición rastrera.
De Chile la Victoria 
Pudo humillar tan sólo á los cobardes 
Que una existencia arrastran prostituida, 
Mas no al guerrero de b rillan te historia 
Que por la Libertad rinde la vida!

¿Quién es aquel caudillo 
Que el triunfo busca de una gran idea 
Con indómito aliento,
Que crece en el fragor de la pelea
Y que nunca desmaya ni se abate 
Del infortunio al Colosal embate?...

¿Quién es aquel soldado 
Infatigable, audaz, de alma de acero, 
Que en medio de violentos aquilones, 
Con afán peregrino,
Defendiendo el honor de dos naciones 
Se levanta más alto que el Destino?...

Es el invicto Cáceres,
De cien batallas lidiador grandioso,
Que con sublime esfuerzo generoso 
Quiere cambiar, en prósperos, los fallos 
De un hado inexorable y siempre adverso,
Y cuya lucha ardiente
Aplaude conmovido el Universo!...

A su paso los pueblos se levantan 
De bélico entusiasmo arrebatados,
Y sus cadenas míseras quebrantan.
Él, del oscuro fondo
De nuestros infortunios sin ejemplo,
Saca legiones con robusta diestra
Y las empuja á la fatal palestra.

Él, airado y terrible,
Superior á la inmensa pesadumbre 
De amargas decepciones,
A la brillante luz del medio día,
La serpiente aplastó de la anarquía 
De Acuchimay en la sangrienta cumbre!

Él, con hórrido extrago 
En Pucará y en Marcavalle ahuyenta 
De la Araucanía el pabellón aciago,
Y su valor y su grandeza ostenta,
Con fulgor soberano,
Para asombro del mundo Americano!
..........................................................

Mas, tres años de esfuerzos colosales 
No han podido cambiar del cruel destino, 
Que preside la lid de la existencia,
Los designios sangrientos y fatales!
Ya se acerca el momento
De la lucha suprema y espantosa;
Ya en Cajamarca la traición odiosa,
De la Patria, ha jurado el hundimiento 
Y al invasor innoble 
Exije, en cambio de su acción nefanda, 
Que le levante, con hediondo barro,
Un trono en el Palacio de Pizarro!...

Las araucanas turbas,
Que los peruanos réprobos excitan,
En violento tropel se precipitan 
Sedientas de venganza,
Para vencer al ínclito guerrero 
En un campo de horror y de matanza!
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Entusiasta, pujante, temerario,
El General desata sus legiones,
Cual furente cimera de aquilones,
En pós del adversario.
«La tumba ó la victoria» este es el lema 
En la horrible catástrofe suprema.

De la cima fatal del «Santa Bárbara» 
Descienden nuestros bravos combatientes 
De Huamachuco, al extendido valle,
De Araucanía la torpe muchedumbre 
De pronto se amedrenta
Y se oculta confusa y espantada
En los escombros de la opuesta cumbre, 
Como de lobos colosal bandada 
A la tonante voz de la tormenta!...

Ya el ronco trueno del cañón revienta
Y su éco, ensordeciendo
Con espantoso estrépito profundo 
El llano y la montaña,
Anuncia al Nuevo Mundo
De Chile y del Perú, el choque horrendo
Y la sangrienta formidable hazaña!...

Entre nubes de polvo y de metralla, 
Cáceres el intrépido,
Sobre un corcel indómito, recorre 
Su línea de batalla,
Y con fiero ademán y voz vibrante 
A sus bravos les dice:
«¡Esa cumbre escalad! Ea! adelante!
«No siempre la victoria es del más fuerte, 
«Ella ciñe las sienes del guerrero 
«Esforzado, tenaz, perseverante 
«Que busca en la batalla noble muerte.»

Suena el clarín, y la señal de ataque 
Infundiendo á los nuestros mayor brío, 
Los empuja á la cumbre, en que la estrella 
Solitaria de Chile 
Ya casi moribunda luz destella 
¡Escenario sombrío!
Parece que entre horrendos huracanes 
De nuevo pretendieran 
Escalar el olimpo los titanes!

Por uno y otro bando 
El estampido del cañón aterra;
Del rifle el proyectil, rápido zumba 
Implacable sembrando 
De ensangrentadas víctimas la tierra,
Y el fragor de la lucha horripilante 
Se acrecienta y retumba,
De un volcán, al estruendo semejante!
............................................................

Yá el peruano corona la alta cumbre,
Su bicolor bandera enarbolando,
Yá medrosos se ahuyentan 
En confusa aterrada muchedumbre 
Los del opuesto ignominioso bando!
Ya el triunfo es del Perú. El sol fulgente,;

De la inmortal Victoria nos alumbra, 
Ciñe de lauros la exaltada frente 
Del ínclito guerrero
Y á la virtud y á la justicia encumbra. 
Grito de inmenso júbilo resuena
En las peruanas filas
Y, la vibrante sonorosa trompa
Que los espacios llena,
Anuncia de la Patria idolatrada 
La excelsitud y la explendente pompa!
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Mas ¿qué ruido es aquel? ¿Qué torbellino 
En la asaltada cumbre se levanta?...
¿Por qué nuestros campeones 
En estruendosa confusión, que espanta 
Retroceden al llano? ¡Ah cruel destino! 
Horroroso sarcasmo de la suerte!
¡La anhelada Victoria
Era solo un relámpago de gloria
En la noche profunda de la muerte:
¡Un sueño de bonanza
En el océano oscuro tempestuoso
Do naufraga el Perú sin esperanza!
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No fué el valor en la gigante lidia 
Lo que faltó al Perú. Con ardimiento 
Generoso, creciente, inextinguible, 
Cáceres reluchó. La negra Envidia.
Y la Traición en tenebrosa alianza 
Aislaron al guerrero en su pujanza
Y lo dejaron solo en la contienda!
Caiga sobre ellos maldición tremenda
Y en medio á los escombros calcinados 
Que la borrasca, amontonó, espantosa, 
Levantemos la enseña victoriosa
Del trabajo fecundo,
Y á su sagrada sombra, transformados 
Los hijos del Perú, con noble ejemplo, 
Reconstruyamos á la faz del mundo
De nuestra Patria el magestuoso templo!
................................................................

Arturo Morales Toledo.
Huancayo, Julio de 1884"


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Texto tomado de "El Perú Ilustrado" núm 10, Lima, 16 de julio de 1887.
Fotografía tomada en el estudio Courret.

Saludos
Jonatan Saona

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