15 de julio de 2018

Cáceres sobre Contraofensiva

Andrés A. Cáceres
Parte oficial del Coronel Cáceres, describiendo las operaciones del ejército de su mando, desde su partida de Ayacucho hasta el encuentro de Tarma-Tambo

JEFATURA SUPERIOR DEL CENTRO.

Tarma, Julio 22 de 1882,

Señores:
Reservándome el cumplimiento de la obligación de dar al Supremo Gobierno el parte detallado de los últimos sucesos acaecidos en este departamento, tan luego que reciba los documentos necesarios de la Comandancia en Jefe i del Estado Mayor del ejército de mi mando, tengo la honra de hacer a VV. SS. una relación breve de todo lo ocurrido.

A costa de algún trabajo i venciendo toda clase de obstáculos, reorganicé el ejército del Centro en la ciudad de Ayacucho, después de lo cual me puse en marcha a Huancavelica, donde tuve que demorar tres días con el objeto de suministrarme recursos pecuniarios i demás útiles indispensables para la movilidad de la tropa.

El 19 del mes próximo pasado salí del último punto con dirección a Izcuchaca, plaza que ocupamos el 20, habiendo pernoctado el dia anterior en la hacienda de Acobambílla. En Izcuchaca encontré mas de 2,000 guerrilleros i una columna en estado regular de organización, al mando del coronel don Miguel Gálvez, dispuesto a seguirme con entusiasmo, deseando correr la suerte que le tocase al ejército.

Después de un día de descanso i dejando al ejército acampad.0 en el último lugar, acompañado de mis ayudantes seguí la marcha sobre Ascotambo, Ñahuinpuquio, Tongos i Pasos, lugares inmediatos al enemigo, con el objeto de hacer los reconocimientos necesarios de todas las poblaciones que rodean a Marcabaye i Pucará, pueblos donde estaban situadas las primeras guarniciones chilenas; al mismo tiempo llevaba el objeto de organizar convenientemente otra numerosa masa de guerrilleros, compuesta de columnas de diferentes puntos, que so encontraban asediando al invasor por todas partes, aunque con mucha desventaja.

Conseguidos estos dos móviles, regresé a Izcuchaca i ordené la inmediata movilidad de las diferentes divisiones de línea, a la vez que dispuse que el coronel Gastó, con dos columnas lijeras de infantería marchase sobre Comas, por la derecha de Huancayo, a organizar las guerrillas de ese lado i situarse convenientemente entre Jauja i Concepción para resistir allí i recibir órdenes posteriores.

Con el objeto de desconcertar al enemigo, hacerle que distribuya sus fuerzas i fije su defensa por todos lados, ordené igualmente que las guerrillas de la izquierda del río Jauja, compuestas de las columnas mandadas por los tenientes coroneles Toledo, Arauco i Mesa i a las órdenes del Comandante Jeneral Tafur, asaltasen la guarnición de la Oroya i cortasen el puente; al mismo tiempo también espedí las órdenes necesarias al sub-prefecto de Huarochirí para que todos los guerrilleros de esa provincia en masa dieran un golpe sobre la guarnición de Chicla.

Estos dos objetos no llegaron a conseguirse del todo, a pesar de haberse realizado los ataques, porque en ellos no se ciñeron a mis instrucciones, i los combates se dieron sin aguardar el refuerzo necesario para asegurar los resultados.

El 29 del mismo tuvo lugar dicho movimiento de tropas; a las 11 A.M. de ese día llegué a Ascotambo, donde tuve conocimiento de que las montoneras de Pasos se batían sériamente con 400 chilenos, poco mas o ménos, que con tres piezas de artillería salieron probablemente, ya a hacer un sério reconocimiento para saber si mi ejército se hallaba en esos lugares, o ya para resarcir el golpe dado en el día anterior por los guerrilleros a la guarnición de Marcabaye, a la que obligaron a retroceder hasta Pucará.

Después de dos días de estacionamiento en Ascotambo, moví todo el ejército a Pasos, campamento jeneral, tanto del ejército como de las divisiones de guerrilleros; después de algunos días de reconocimientos i sobre todo de organización, resolví emprender el ataque formal sobre los chilenos el 9 del corriente. Tal pensamiento comuniqué al coronel Gastó: en un mismo día i hora asaltar a la guarnición chilena de Concepción, que era la retaguardia del enemigo, a la vez que con el grueso del ejército emprender sobre Pucará, Marcabaye, Zapallanga i Huancayo simultáneamente.

Combinado el plan con los detalles que verán SS. en los partes respectivos, al rayar la aurora del día señalado se dió principio al ataque por Marcabaye. Quince minutos fueron suficientes para que el campo quedase por los nuestros, no habiéndose comprometido en esta acción mas que dos compañías del Batallón Tarapacá.

Al mismo tiempo los guerrilleros, al mando del coronel don Domingo Cabrera i la Columna Izcuchaca, al de igual clase don Miguel Galvez, con una celeridad increíble, no solo habían cortado la retirada de la guarnición enemiga, que toda pereció; no solo habían destrozado la guarnición de Pucará i ocupado la población, sino que, pasando el río, sostenían un récio combate con la guarnición de Zapallanga,

Convencido del furor que dominaba a los guerrilleros, de la prevención que se tenia contra la población de Huancayo i deseando dar golpe seguro i decisivo sobre las fuerzas que ocupan esta ciudad, con noticia cierta de lo ocurrido en Concepción, hice tocar retirada i posesionó mi ejército en las alturas de Pucará. Noticias favorables no se dejaron esperar. El 10 tuve conocimiento de la retirada emprendida por las fuerzas de Huancayo i de la toma del cuartel de Concepción, donde pereció toda la guarnición chilena al brío irresistible de los guerrilleros de Comas, mandados por el teniente coronel provisional don Ambrosio Salazar. El 11 ocupó la ciudad de Huancayo i puse al ejército en inmediata persecución de las fuerzas enemigas, que penetraron ese día en Concepción, i después de haber tocado a sangre, degüello e incendio, haber reducido a cenizas la población i sin haber respetado almacenes i casas estranjeras, especialmente alemanas, que fueron saqueadas, salieron el 12 en la mañana, llegando a Jauja ese mismo día, después de incendiar en su tránsito los pueblos de Matahuasi, San Lorenzo i San Jerónimo, que se encuentran en el camino.

De Jauja salieron el 13, perseguidos siempre por mi ejército i causando en su pavorosa fuga males incalculables a los pueblos indefensos por donde pasaban; llegaron ese mismo día a Tarma, después de haber andado nueve leguas, i colocaron sus avanzadas en Tarma-Tarabo, distante una legua de esta población.

El día 15 ordené se hiciera un ataque para desalojarlas de la última posesión, órden que cumplieron los guerrilleros de a caballo al mando del corone Tafur. En la tarde de ese mismo día bajé con una compañía del Batallón Zapita, la situé de avanzada en el cerro de Tarma-Tambo, que domina Tarma por la izquierda.

El 16 ordené que los guerrilleros tomaran los cerros que dominan la ciudad por la derecha, para llamar la atención al enemigo i librarle un combate parcial por ese lado, con el objeto de tomar yo el lado izquierdo que corta los caminos de retirada i darle el ataque decisivo al día siguiente.

El combate parcial tuvo lugar en los cerros de San Juan Cruz, donde los enemigos sufrieron bajas considerables; pero tuve el sentimiento de no darles el final, porque en las primeras horas de la noche de ese mismo día continuaron la fuga por el camino de Casablanca, ruta de la Oroya.

Deben VV. SS. suponer las pérdidas sufridas en una fuga i derrotas tan continuadas, desde Marcabaye hasta este lugar, dejando en nuestro poder municiones, vestuario i equipo, en la proporción que detallarán los partes de los diferentes oficios que adjuntaré oportunamente en mis comunicaciones al ministerio del ramo. Mientras tal cosa se realice, suplico a VV. SS. se apresuren a poner los hechos brevemente relacionados en conocimiento de S. E el Presidente de la República.

Rechazados i espulsados los invasores de este importante departamento, se pone en posesión de mas brazos i elementos para la defensa nacional al Gobierno, que así atenderá mucho a la brevedad de la acción ¡ restablecerá las medidas de reorganización con la prontitud que su alta sabiduría ha de sujerirle. Respecto de las fuerzas que me obedecen, réstame agregar que el ejército de línea es digno de todo elojio, por la moralidad observada i el sufrimiento i resignación soportados con abnegación en esta cruda campaña; pero mui en especial debo llamar la atención del Supremo Gobierno sobre el levantamiento en masa i espontáneo de todos los indíjenas de los departamentos de Junin i Huancavélica, prestando con su concurso valiosísimos servicios. Tal hecho es el presajio de un movimiento i trasformación unánimes, que en breve harán cambiar en la República la faz de la guerra actual.

Por mi parte, dispuesto siempre al sacrificio en aras del honor nacional i resuelto a consolidar la obra de unión i solidaridad que será nuestra salvación, protesto continuar como hasta aquí, esperando solo para mis actos el reconocimiento del deber cumplido.

Dios guarde a VV. SS.
Andrés A. Cáceres.

A los señores delegados del Supremo Gobierno en Lima.

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Saludos
Jonatan Saona

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