24 de noviembre de 2016

Delfina Cruz

Delfina Cruz Zañartu de Pinto
Delfina Cruz de Pinto

La señorita Delfina de la Cruz Zañartu, casó con don Aníbal Pinto Garmendia el 24 de noviembre de 1855.

Transcribo unos párrafos del artículo "Recuerdos de algunas Presidentas de Chile" escrito por Alberto Edwards.

"Por los años de 1854, doña Delfina Cruz, hija única del general don José María de la Cruz, era la más preciada joya de la orgulloso sociedad de Concepción... La llamaban "la princesa del Sur", acaso por ser hija del popular caudillo de la revolución aristocrática y militar que encontró su tumba en Loncomilla.

El que fué su esposo y más tarde Presidente de Chile, don Aníbal Pinto, era uno de esos hombres a quienes hay que casar, como se dice vulgarmente.  Su carácter excesivamente serio y maduro, no era adecuado para galanteos y pretensiones amorosas.

Así su boda tuvo algunos perfiles políticos y de razón de Estado. El padre de don Aníbal, don Francisco Antonio Pinto y su yerno don Manuel Bulnes, pensaron que el matrimonio de la princesita del sur con una persona ligada a la familia del vencedor de Loncomilla, contribuiría acaso a la reconciliación de Santiago con Concepción.

El futuro Presidente de Chile, acababa de llegar entonces de Europa, rodeado de la aureola de uno de los más brillantes partidos, en la juventud del país.

Sin decirle una palabra, le enviaron a Concepción.

Desde que llegó a la opulenta metrópoli del Bío-Bío, la chismografía social, le destinó como novio de la hija del general Cruz, aún antes de que ambos jóvenes se conocieran... Ya se daba como hecho el matrimonio cuando una noche, la princesita, dijo en el teatro a una de sus amigas...

— ¡Mira! Dime cuál es el jóven que dicen que es mi novio.

La declaración de don Aníbal Pinto fué tan a la indirecta, que si hubiera sido hecha por otro jóven, menos serio y reconcentrado, la niña no lo habría tomado como tal.

Dicen que don Aníbal, después de pelar una naranja, pasó la mitad a la señorita Ana (Delfina), diciéndole:

—Sea Ud. mi media naranja.

Y sin más ni más se casaron

¡Benditos tiempos aquéllos!

La princesa del sur fué en la Moneda, presidenta muy presidenta. Es cierto que no intervenía en negocio de estado, salvo cuando se trataba de empeñarse por los desgraciados que pedían un empleo, cosa que debió ser muy común en esos tiempos de aguda crisis económica.

Tampoco transigía la señora Delfina con ciertas costumbres algo orientales que han subsistido en Chile hasta nuestros tiempos... En su concepto la mujer del Presidente, era Presidenta, y así no consentía. por ejemplo, que su marido pasara por ejemplo, revista el 19 de Septiembre, sino en su compañía y en el mismo coche...

El recuerdo de las virtudes y sobre todo de la inagotable benevolencia y raridad para todos los que sufrían, que fueron la característica de doña Delfina Cruz, le acompañó hasta sus últimos años. Pocas grandes damas de Chile, han dejado al desaparecer un duelo más grave y sincero, que la viuda del Presidente Pinto."


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Texto y foto tomados del artículo "Recuerdos de algunas Presidentas de Chile" por Alberto Edwards y publicado en la revista chilena "Pacific Magazine" Setiembre, 1913.

Saludos
Jonatan Saona

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