15 de octubre de 2011

Fusilamiento en Guadalupe

Lugar donde fusilaron a los hermanos Albújar y Guarniz

Fusilamiento en Guadalupe

En marzo de 1881, la provincia de Pacasmayo fue ocupada militarmente por los chilenos; y según la distribución que hizo el Coronel Aristides Martínez, se envió a dicha provincia 140 hombres  teniendo su cuartel general en San Pedro de Lloc al mando del sargento mayor Ezequiel Villarroel, y pasaron 40 hombres a la localidad de Guadalupe, formando una guarnición comandada por el capitán Chacón, y el teniente Sepúlveda. 

En el departamento de Lambayeque se habían levantado falanges de guerrilleros. Se organizó una montonera al mando de los guadalupanos Belisario Valera (conocido con el apelativo de Chorroca), Manuel Condemarín y Benjamín Zapata; de los chiclayanos Eleuterio Cabezas, y N. Soberón; del piurano Juan Seminario, quienes con aproximadamente doscientos patriotas, mal armados irrumpieron sobre Guadalupe en las primeras horas del 25 de octubre

La guarnición chilena en Guadalupe, ocupaban una casa en la cual funciona hoy en día la subsede de la Universidad Nacional de Trujillo, en la calle Ayacucho, muy cerca de la plaza de armas. Al oír los disparos, los chilenos, se desplegaron en grupos por diferentes sectores aledaños a la plaza de armas, desarrollándose un nutrido tiroteo. Dos horas y media duró el enfrentamiento armado siendo las fuerzas de Chorroca repelidas, murieron soldados de ambos bandos, por parte de los chilenos el cabo José María Mendoza, y los soldados Eugenio Córdova y Tránsito Alfaro, mientras que por los montoneros fallecieron los guadalupanos Manuel Reyes y José del Carmen Castro, resultando herida además una mujer llamada Joaquina.

El Mayor Villarroel, desde San Pedro, envió efectivos de caballería e infantería a Guadalupe, pero llegaron cuando todo había terminado.  Los soldados chilenos pedían órdenes a sus jefes para incendiar, saquear y robar. La población guadalupana  estaba preocupada por las acciones que pudieran tomar los chilenos contra la población en vista de los eventos sucedidos.

La situación era difícil y se complicó más, debido a que aquella misma tarde, después que el orden estaba completamente restablecido, transitaba un sargento chileno por la calle panteón (hoy día Junín) y al pasar por la casa que ocupaban Fernando Albújar, Justo Albújar (zapateros) y Manuel Guarniz (aprendiz de zapatero) un tiro le perforó el kepí, sin causarle ninguna herida. Confundido por el pánico, el sargento contó a sus jefes que al pasar frente a la casa de unos zapateros Albújar le habían disparado.

Informado el teniente Sepúlveda ordenó el apresamiento de los Albújar y su ayudante Manuel Guarniz, considerándolos autores del disparo. La evidencia indica que ni los Albújar ni Guarniz dispararon contra el sargento chileno, el disparo fue efectuado desde el segundo piso por Domingo Rubio, sirviente de don José González, quien estaban acompañado de don José Valderrama.

Cuando los Hermanos Albújar  y Manuel Guarniz fueron conducidos al cuartel, el jefe chileno les hizo muchas preguntas a fin de saber si ellos realmente habían hecho el disparo. Fernando Albújar con una entereza digna del inconmensurable valor moral que poseía, contestó que ninguno de los tres había tomado parte en el evento ocurrido, sosteniendo su inocencia. Ellos sabían quien fue el autor del disparo, y comprendieron que delatarlo significaba su muerte, la muerte de un patriota y la de su familia.Decidieron sostener y probar su inocencia y no arrastrar de por vida el estigma de delator.

Los chilenos se valieron de una argucia tratando de encontrar siquiera algún indicio de culpabilidad en sus prisioneros, cuando el mismo 27 envió a Fernando solo, sin custodia, a revisar su taller de zapatería y su casa, porque había sido asaltada y robado sus pertenencias. Si fugaba era culpable y lo eran los demás, pero Fernando al comprobar que todo estaba en orden en su casa, regresó a su prisión.

El 27 de octubre se dio a conocer al pueblo que los Albújar y Manuel Guarniz serían fusilados por ataque al invasor. Un consejo de guerra sin previo estudio del asunto, había decidido el fusilamiento.

Un formidable movimiento de protesta se organizó en la ciudad, el general Ecuatoriano Don Secundino Darquea, el norteamericano Kauffman,  junto con otros extranjeros quienes vivían en Guadalupe  elevaron un memorial al jefe departamental de Trujillo, demostrando que los jóvenes no habían realizado ningún ataque.

De nada sirvieron las gestiones de los extranjeros, ni las lágrimas de la madre política de los Albújar, doña Lucía Benitez que los visitó en su capilla de muerte, ni el ofrecimiento de 6 000 soles de plata que reunió el pueblo con el objeto de salvar a los Albujar y Manuel Guarniz. Era una orden superior que venía desde Trujillo, dictada por el coronel Novoa.

El 28 de Octubre de 1881, los hermanos Fernando Albujar y Justo Albujar y su compañero Manuel Guarniz marchaban al último suplicio. A las ocho de la mañana desfiló el fúnebre cortejo, precedidos de la caballería e infantería chilenas, tomando el camino al cementerio general. Las trompetas del batallón tocaban una marcha que desgarraba el corazón y en todos los semblantes se reflejaba un sentimiento de tristeza y dolor profundo. Detrás de la tropa iba un numeroso gentío que sirvió de testigo del inaudito crimen perpetrado en la persona de tres mártires.


Marchaban los hermanos Albújar y Manuel Guarniz con resignación y conciencia tranquila. El cura Francisco de Paula Rojas Sarmiento iba con ellos acompañándolos en tan doloroso trance así mismo respondía ante los curiosos: “Pobres, mueren inocentes” ya que según se supo años después Los Albújar y Manuel Guarniz le habían hecho saber como secreto de confesión, quien había disparado y que ellos no habían realizado ninguna clase de ataque.

Cuando llegaron al cementerio, a cada uno se le señaló su sitio y un soldado se encargó de ponerles el vendaje, Justo Albujar y Manuel Guarniz consintieron que se les ponga, pero Fernando lo rechazó, poniendo, en evidencia, una vez más, la energía de su carácter y el vigor moral de su espíritu, se desgarró la camisa y dijo lo siguiente: "MUERO INOCENTE Y ESO ME RESIGNA A RECIBIR LA MUERTE CON PACIENCIA".

Al pueblo no se le permitió presenciar el fusilamiento, tuvieron que mantenerse a una distancia prudente; esto motivó que Manuel Lías de 09 años y otros dos niños más, subiesen a un árbol de quebracho, que estaba cerca del lugar de los sucesos, y así escondidos entre las ramas, poder observar a corta distancia el acto.

Luego de la bendición final, se colocó el pelotón de fusilamiento conformado por 12 soldados chilenos, a la orden de un oficial,el cual dio las ordenes siguientes: ¡Tirador de pie!.. ¡carguen!.. ¡apunten!...¡Fuego!... Dispararon doce descargas de rifles que acabaron con la vida de los tres jóvenes, quienes fueron enterrados en el mismo cementerio, los brazos de Fernando Albújar estaban rígidos en actitud horizontal hacia el frente como si hubiera estado señalando a la tropa chilena.

CARTA DE FERNANDO ALBUJAR

Esta es la carta que dirigió Fernando Albujar al alcalde de Guadalupe, señor don Manuel Banda. Fue escrita la víspera del fusilamiento y no se ha alterado absolutamente nada, dejando exacto la ortografía y redacción del autor.
Dice así:
Capilla del Cuartel, octubre 27 de 1881.
Señor Manuel Banda.-Pte.
Mi buen amigo.
"Mañana debo ser pasado por las armas, tres soldados me acusan de que en mi tienda habían salido tiros, lo que es muy falso, abrí, registraron, no hallaron nada que notase tal culpa, y sin embargo, soy condenado a muerte, muero inocente y esto mismo me resigna a recibir la muerte con paciencia. Le encargo a mi familia, a mis hermanos José y Enrique que lo que es Justo morirá conmigo igualmente inocente.
"Me preparo a recibir la Divina Majestad para morir como cristiano, y por consiguiente, perdono a todos, le encargo atienda los gastos de esa desgraciada familia, hasta que venga mi hermano José que le abonará todo".
"Su desgraciado amigo que muere inocente".
Fernando Albujar.


***************
Texto principalmente basado en el artículo de Héctor Centurión Vallejos, "Trujillo en la Guerra con Chile"
y algunos datos tomados del blog guadalupetierracuatricentenaria y guadalupelalibertadperu
del articulo Guadalupe, tierra de heroísmo, por Guido Sánchez Santur
Héroes Guadalupanos por Josué Vallejos


Saludos
Jonatan Saona

21 comentarios:

  1. reymundo hualpa condori15/10/11, 6:02 a.m.

    Caramba, mi estimado, usted no descansa. Al parecer, el día tiene cuarenta y ocho horas. Déjeme felicitarlo por su interés creciente para saber, y compartir, lo que ocurrió en la guerra del guano y del salitre. Fraternalmente, yer

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  2. exelente nota jonatan ojal encuentre mas notas sobre la guerra en trujillo atte cesar bautista

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  3. Felicitaciones amigo, gran aporte.

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  4. Estimado Jonatan.
    Saludos desde Austin, Texas de un descendiente de guadalupanos y mas especificamente de Belisario Valera Vallejos que junto a sus hermanos Manuel, Agustin y Juan se les denominaba Chorroca porqhe pastoreaban ganado en una quebrada al norte de Chepen y cerca de la comunidad de lagunas que se llama Quebrada Chorroca. Seguramente que ese lugar les servia como escondite a los montoneros en sus ataques a las tropas chilenas. Mi abuelo Mariano Valera, hijo de Manuel y sobrino de Belisario contaba que un hermano de Belisario, tal vez Agustin fue herido en el ataque a Guadalupe y lo encontraron muerto en una capilla de los alrededores. Infortunadamente no se cual fue el destino final de Belisario pero me parece que murio a mano de los chilenos.
    Juan Valera
    juanvalera@yahoo.com

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    1. Buenas tardes, yo soy de Pacanga. Tengo amigos que apellidan Valera y también los apodan "Chorrocas" muy probablemente descendientes de estos valerosos combatientes.
      Saludos.

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    2. Hola, mi abuelo se llamaba Manuel Valera, hijo de Manuel , sobrino de Belisario, tambien lo apodaban Chorroca, soy de Pacasmayo, algun lazo tenemos.
      Carlos Reyes Valera

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  5. Soy venezolano y siempre me han interesado las incidencias de la Guerra del Pacifico. No cabe ninguna duda sobre los miles de crimenes, abusos, robos y desmanes cometidos por los invasores en contra de un pueblo ya indefenso.Todo el mundo sabe que las causas de esta guerra fue el deseo chileno de apropiarse de las riquezas mineras existentes tanto en Bolivia el Peru y la expansion territorial. Todo manejado tras bambalinas por el Imperio ingles.

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    1. Creo que venezolano no eres...yabque la tesis de Inglaterra demuestra que eres peruano...basta de mentiras...las cosas como son y no tergiversar la historia...respeto a los héroes de los tres países involucrados

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    2. Apesar de toda la evidencia de hoy algún chileno cateto puede decir que INGLATERRA no estuvo detrás de todo. Ni que la Empresa de Antofagasta era inglesa , ni que existió el Rey del salitre: Jhon Thomas North, ni que hubo guerra civil en Chile por lo mismo?

      Eso es lo que pasa cuando un raterío se quiere convertir en gloria en un pais sin historia. Es de verguenza ajena.

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    3. Cuando la ignorancia es mayúscula y les revanchismo nubla la compresión de los hechos, hay personas como tu que opinan desubicadamente. De venezolano poco tiene y de seguro chavista.

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  6. Los chilenos crueles como siempre.....

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  7. Y porque no le piden explicaciones a los bolivianos que los metieron a una guerra, para después arrancar cobardemente y dejarlos a uds solos? La verdad es muy diferente a como la quieren ver. Lean a su propio historiador Basadre y lo comprenderán. Saludos.

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  8. Gracias por compartir parte xe la historia de la guerra del Pacífico.

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  9. Maga Muñoz Guarniz30/8/18, 11:29 p.m.

    Interesante información sobte nuedtra historia y legado familiar.

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  10. Que mal que mis antepasados murieron en manos de Chile , es un orgullo que se mantenieron firmes hasta al final

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  11. Parte de la historia desconocida, durante la invasion chilena, pero un sacrificio esteril e inutil ocasionado por personas inconcientes y cobardes q arrojaron la piedra y escondieron la mano

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  12. Parte de la historia desconocida, durante la invasion chilena, pero un sacrificio esteril e inutil ocasionado por personas inconcientes y cobardes q arrojaron la piedra y escondieron la mano

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